Estribela sueña con recuperar su cruceiro

La devolución de los cuadros a Polonia ha despertado la protesta de que la cruz original de las cinco calles, ubicada en Pontevedra, regrese a la parroquia

El cruceiro de las Cinco Rúas, en el casco histórico pontevedrés.

El cruceiro de las Cinco Rúas, en el casco histórico pontevedrés. / RAFA VAZQUEZ

Antonio Santos

La decisión del Museo de Pontevedra de devolver al Estado polaco dos cuadros saqueados por los nazis que llegaron a la ciudad del Lérez a través de la colección de uno de sus benefactores ha reavivado en la parroquia de Estribela un interés similar por la devolución de un elemento arquitectónico expoliado que pertenecía al barrio. Se trata del cruceiro actualmente conocido como el de las Cinco Rúas, que fue retirado de la zona marinera para ser restaurado y jamás regresó a su lugar de partida.

Esta cruz, que lleva desde los años 70 situada en la céntrica intersección homónima del centro de Pontevedra, ha sido motivo de polémica casi desde el momento en el que se produjo su instalación en la actual ubicación, despertando una reivindicación de décadas en Estribela que ahora vuelve a ser un tema “muy álgido”, según detallan varias fuentes del lugar.

“La gente mayor de Estribela tiene una espinita clavada que es terrible. Hace dos años, cuando empezamos con la asociación, nos enteramos del tema. Queremos que la gente joven se entere de lo que pasó, porque es de los pocos elementos antiguos que quedan y se recuerdan en la zona”, afirma Tesi Landín, presidenta de la Asociación Veciñal A Fonte, que ha recuperado el tema.

"Queremos que la gente joven se entere de lo que pasó, porque es de los pocos elementos antiguos que quedan y se recuerdan en la zona"

La historia del cruceiro data de 1773, su año de origen, cuando una colecta popular permitió erigir el conjunto arquitectónico. Con el paso de las décadas, se convirtió en uno de los puntos neurálgicos del barrio, en una zona donde varaban y se reparaban los barcos e incluso tenían lugar actos religiosos. Así lo detalla el activista Eladio Torres, mejor conocido como Xoán Arco da Vella, uno de los mejores conocedores de la arquitectura de la zona, que calificó el cruceiro como “centro neurálgico” de la sociedad marinera de la época.

No obstante, según Torres, el desgaste del paso del tiempo y la falta de mantenimiento derivó en que, en 1937, el cruceiro se cayese a trozos, después de que la cruz se venciese con unos adornos colocados por los falangistas para conmemorar la toma de la ciudad de Barcelona en plena Guerra Civil. De acuerdo con el activista y los testimonios recogidos durante su estudio, esos pedazos fueron guardados en el hórreo anexo hasta que, supuestamente, Filgueira Valverde ordenó, como director del Museo de Pontevedra, que se procediera a su restauración en la institución museística de la ciudad.

La historia del cruceiro data de 1773, su año de origen, cuando una colecta popular permitió erigir el conjunto arquitectónico

En la opinión de Torres, la decisión de reubicar el cruceiro fue “una cacicada que solo tenía lugar en tiempos de fascismo”, propia de un modelo en el que se desplazaban elementos arquitectónicos de un lugar para otro sin ningún tipo de criterio más allá de lo puramente estético.

Décadas después, con el cruceiro original situado en Pontevedra, las reivindicaciones vecinales que se extendieron por toda Estribela y Lourizán únicamente tuvieron respuesta con una réplica, instalada en 1999 en otro lugar del barrio, durante el mandato del popular José Luis Pedrosa en la alcaldía de la ciudad. Una decisión que no silenció las voces de protesta, algo que sí hizo de manera paulatina el paso del tiempo.

Ahora, con la devolución a Polonia de los cuadros expoliados por los nazis, la demanda vecinal ha surgido de nuevo mediante las redes sociales.

“Lo otro fue un expolio nazi. Esto es un expolio franquista”, considera tajantemente Landín, que defiende el valor que tienen colectivos como A Fonte, siempre dispuestos a luchar por la recuperación del patrimonio y la memoria histórica en las parroquias de Cantodarea y Estribela.

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