La construcción sin licencia de una vivienda unifamiliar de 100 metros cuadrados en suelo rústico fue el motivo por el que la Axencia de Protección da Legalidade Urbanística (APLU) ordenó el derribo de la casa de Manuel Gallego, el vecino de Cerponzóns que está viviendo en un galpón desde la semana pasada porque no se enteró de que su hogar iba a ser derribado. Ahora él y su hija comparten cuadra con varios animales mientras vigilan los pocos muebles y electrodomésticos que pudieron rescatar del interior de su propiedad, a la que las autoridades no le permitieron acceder pues la demolición era inminente.

En este sentido, la APLU quiso aclarar que Manuel Gallego “fue debidamente informado de la fecha del inicio del proceso de demolición a través de agentes de la autoridad, que coordinaron todo el proceso previo de notificaciones y avisos de recogida de enseres y estuvieron presentes el día de la demolición de las obras”.