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El Lérez llega al verano con un caudal tres veces menor que hace un año

Presa del Lérez en Monte Porreiro, donde se localiza la captación de agua en el río para la población. Rafa Vázquez

El próximo 1 de junio, dentro de cuatro días, comienza la temporada alta del verano en las Rías Baixas, una etapa en la que el consumo de agua se dispara en toda la ría por la masiva llegada de turistas, que multiplican la población de municipios como Sanxenxo. Y la comarca llega a este época con “preocupación” en Augas de Galicia por el estado de los ríos, en especial el Lérez, que sirve para abastecer a todos estos territorios.

Según los últimos datos de medición de su caudal, el río registra ahora tres veces menos de agua que hace un año. A finales de mayo de 2021 se alcanzaban los 26 metros cúbicos por segundo y ahora apenas se llega a ocho. En todo caso, el Concello aclaró ayer que su estado actual “es acorde” con la media de los diez últimos años. Pero en los cinco primeros meses de 2022 solo se han acumulado 342 litros de lluvia por metro cuadrado, la mitad de lo habitual en los últimos ejercicios.

El 7 de febrero Augas de Galicia decretaba el estado de prealerta por sequía en la cuenca del río Lérez y en otras corrientes de Galicia-Costa. Casi cuatro meses después, esa situación sigue vigente y la presidenta de este organismo, Teresa Gutiérrez, ya ha alertado de la situación de ciudades como Pontevedra o Santiago, que se nutren de ríos con caudal limitado.

El Concello aclara que el estado actual del río “es acorde” con la media de los diez últimos años. Pero en los cinco primeros meses de 2022 solo se han acumulado 342 litros de lluvia por metro cuadrado, la mitad de lo habitual en los últimos ejercicios.

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Hace unos días, la propia Gutiérrez apeló en el Parlamento a la “necesidad de que las empresas y los concellos adopten medidas de control para reducir el consumo innecesario y mejorar la gestión” y recordaba los requerimientos a los gobiernos locales para reducir al máximo las pérdidas de agua en sus redes de suministro. Además, subrayaba que el Concello de Pontevedra “carece de concesión” para utilizar el agua almacenada en el embalse del Pontillón, un recurso al que acude la ciudad cuando el caudal del Lérez es escaso y hay riesgo de sequía, como es el caso. La Xunta descarta “prohibir” su uso, pero sí aboga por regularizar esta situación.

Con este panorama, la llegada del verano se presenta complicada si no regresan las precipitaciones con cierta regularidad en las próximas semanas. En algunos puntos de Galicia ya se han adoptado medidas al respecto y los primeros problemas se producen en las comunidades de aguas y particulares que se abastecen de manantiales y pozos.

El Plan da Seca de la Xunta establece las herramientas para gestionar estas situaciones. La creación de nuevos embalses parece descartado ya que “tendría que estar muy justificado”, por lo que se apuesta por sistemas eficientes de abastecimiento, evitar las pérdidas en la red (“no se puede perder el 20% del agua por las tuberías”) una cultura del ahorro y del “consumo responsable”, que se solicita siempre, así como gestionar con eficacia riegos, piscinas y otros sistemas.

El Plan da Seca, cuya última actualización se expuso al público hasta hace unas semanas, revela que la cuenca del Lérez fue la más afectada por las sequías en los últimos años. Este documento establece los grados de normalidad, prealerta, alerta y emergencia y el río pontevedrés alcanzó el nivel más grave en dos ocasiones desde 2011: en septiembre de ese año y en noviembre de 2017. Y desde 2008 ha estado diez veces en alerta por falta de precipitaciones.

La llegada del verano se presenta complicada si no hay lluvias en las próximas semanas. En algunos puntos de Galicia ya se adoptan medidas y los primeros problemas afectan a comunidades de aguas y particulares que se abastecen de manantiales y pozos

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Precisamente en 2017, cuando se decretó el estado de emergencia, el Lérez presentaba a estas alturas un caudal de 12 metros cúbicos por segundo. Ahora está en ocho. Además, el régimen de lluvias actual es muy escaso, con una media en 2022 de apenas 68 litros de lluvia recogidos al mes. En los cuarto ejercicios anteriores siempre se han estado por encima de los 120 litros mensuales.

Desde el 1 de enero hasta ayer, 26 de mayo, hubo 52 días en las que fue necesario sacar el paraguas por precipitaciones más o menos fuertes. Esto supone que solo llovió en el 36% de las jornadas transcurridas del año.

Por su parte, el embalse del Pontillón (al margen de que su uso por parte del Concello sea legal o no), presenta una ocupación de menos del 85%, la más baja de los últimos años a estas alturas. Aún así es bastante más elevado que la presa de Vilagarcía, por ejemplo (O Con está al 38%) porque el Pontillón es la base del piragüismo gallego y necesita de un volumen alto de agua almacenada. 

“Pleno” en la calidad del agua de las zonas de baño

La comarca de Pontevedra inicia también el 1 de junio la temporada de baño y, con ella, los análisis periódicos de sus aguas para certificar su calidad. La práctica totalidad de las controladas por la Dirección Xeral de Saúde Pública de la Consellería de Sanidade tienen una clasificación sanitaria de “excelente”. Las 49 áreas incluidas en el censo oficial, ubicadas en ocho municipios, logran ese calificativo máximo, entre ellas las dos de Pontevedra: Ponte Sampaio y Lérez, que alcanza este nivel por vez primera. Otros tres arenales, todos ellos en Sanxenxo, están en fase de evaluación, con notas dispares: Pampaído recibe un “excelente”, mientras que el agua de A Carabuxeira es “buena”, y la de Nanín no logra mejorar y se mantiene en “insuficiente”. La incorporación más significativa en este nivel de “excelencia” de sus aguas es la de la playa fluvial del Lérez, en Pontevedra, que no solo logra esa nota sino que entra de forma definitiva en el censo oficial.

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