La compra de precursores de explosivos puso a la Guardia Civil sobre la pista de un vecino de Sanxenxo, de 35 años de edad, que fue detenido la pasada semana y está investigado por un delito de fabricación ilegal de explosivos, en el marco de la operación Boxes Charada en el que también han sido detenidas otras dos personas, un hombre y una mujer, en Pueyo (Navarra), por tráfico de armas y municiones.

La investigación se inició en septiembre de 2021, cuando la Jefatura de Información de la Guardia Civil tuvo conocimiento a través del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) de que varias personas residentes en las localidades citadas habían adquirido y tratado de adquirir sospechosamente sustancias precursoras de explosivos.

La investigación permitió identificar un primer comprador en Sanxenxo que estaba utilizando los precursores adquiridos “para la fabricación casera de mezclas explosivas e incendiarias como pólvora negra o termita, todas ellas muy peligrosas por su poder destructivo”, explican fuentes de la Benemérita.

Por otro lado, la investigación permitió identificar a un segundo comprador ubicado en Navarra, “que se habría valido de una tercera persona de su entorno para tratar de realizar la compra de los precursores a su nombre y de esta forma no ser identificado”.

Se trata de un individuo de 40 años de edad que ya fue detenido por la Guardia Civil en marzo de 2020 en otra operación contra el tráfico de armas y en la que se desarticuló un taller clandestino que tenía instalado en su domicilio para la manipulación de armas de fuego para su posterior tráfico ilícito, motivo por el cual llegó incluso a ingresar en prisión provisional.

La investigación actual reveló que este segundo individuo, junto con su pareja, estaría tratando de adquirir precursores para la fabricación de pólvora (legalmente catalogada como un explosivo propulsor) para emplearla a su vez en la fabricación ilegal de munición metálica con proyectil que vendían junto con las armas con las que supuestamente traficaban.

Con la colaboración de Interpol, se pudo averiguar que recientemente habían adquirido en el extranjero un importante número de armas detonadoras, “que se sospechaba habrían ido destinadas a ser transformadas en armas de fuego reales en base a los antecedentes que tenía este individuo”, apuntan las mismas fuentes.