Si el COVID marcó la vida de la sociedad en general, todavía más patente se hizo entre los colectivos con discapacidad, como los alumnos de los centros de recursos educativos (CRE) de la ONCE. Las dificultades para que las personas ciegas o con serios problemas de visión respeten la distancia de seguridad, tan repetida durante toda la pandemia, son grandes, de ahí que hayan tardado más que otras en recuperar la tan ansiada “nueva normalidad”.
La V Escuela Deportiva, organizada por el CRE de la ONCE de Pontevedra, ha reunido a una veintena de alumnos de entre seis y 16 años de Galicia y Asturias. Ha supuesto todo un soplo de aire fresco entre los chavales y, tal y como reconoce el director del centro, José Ángel Abraldes, todo un éxito.
Uno de los platos fuertes de esta cita deportiva, cuyo objetivo es la realización de actividad física a la vez que crear vínculos entre sus participantes, fue una clase de iniciación a la escalada en colaboración con el Club de Escalada Aromon de Pontevedra, en el rocódromo municipal en el campus de Pontevedra.
“Lo que más disfrutaron fue el poder realizar una actividad de estas características, que hacía muchísimo tiempo que no se podían celebrar por las circunstancias del COVID, máxime para poder respetar la distancia social, que en estos casos es muy complejo”, resume Abraldes a FARO.
Abraldes reconoce que ha sido un último año y medio “muy duro”. “Especialmente lo fue aquel período en el que todavía se creía que el COVID se podía contagiar tocándose. Ahora ya lo llevan mucho mejor porque ya se sabe que es crucial la distancia y el uso de la mascarilla más que el hecho de tocarnos”, indica.
El centro de la ONCE en Pontevedra recuperó buena parte de sus actividades al menos hasta finales de noviembre, cuando han “trabajado con precaución pero con normalidad”.
“El grupo de niños y niñas llevaba esperando por esta actividad desde que comenzó la pandemia"
“Ahora todo dependerá del escenario que se presente con el virus y de cómo nos comportemos todos durante las fiestas navideñas”, considera.
Las familias han depositado en el CRE su voto de confianza absoluto en la salud de sus hijos. “Saben que pueden estar seguros de que siempre que se desarrolle alguna actividad siempre se hace con mascarilla y con seguridad. Hubo familias que prefirieron que sus hijos estuviesen con nosotros, porque saben que trabajamos con seguridad”, concluye José Ángel Abraldes.
“Fue todo un reto ir escalando junto a ellos”
La experiencia de promoción de escalada con los jóvenes alumnos de la ONCE también dejó muy buen sabor de boca en el Club Aromon de Pontevedra. “El grupo de niños y niñas llevaba esperando por esta actividad desde que comenzó la pandemia y por fin nuestro club ha podido poner toda la ilusión, ganas y esfuerzo a su servicio”, asegura el colectivo. La actividad comenzó con una sesión previa el día anterior en el centro educativo de la ONCE, donde Raquel Castro llevó material de escaladas para que los alumnos pudieran tocarlo y familiarizarse con él: arneses, mosquetones, casos, pies de gato, presas... En la propia jornada comenzaron haciendo escalada de “bulder”, tocando las presas a rasa de suelo. Después pasaron a las alturas. “Fue todo un reto ir escalando junto a ellos en la vía contigua para darles confianza y guiarles en sus movimientos, tanto en el ascenso como en la bajada”, celebran desde el club.
