El homenaje a las víctimas de la represión franquista, asesinadas por los sublevados al Gobierno de la República en 1936, fue este 12 de noviembre especialmente emotivo. Nieves Gamallo Adrio, nieta de Germán Adrio, leyó en este acto unos extractos del diario que escribió su abuelo en la prisión provisional en la que se convirtió la Casa Consistorial de Pontevedra en aquel nefasto año. Se leyó además la carta que su abuelo escribió a su familia justo antes de morir.

“Cuando el 17 de julio me despedí de los rapaces les dije: si algún día volvemos a vernos... / La ultima carta que había remitido a mis hijos a Ponteareas les expresaba la morriña que sentía por verlos./ En Ponte Caldelas, en un apretón de manos con el médico Don Benito le dije: en el otro mundo nos volveremos a ver./ Creo que para la mayoría no hay salvación. No cometí delito alguno, quise hacer bien y me cuesta la vida”. Son solo algunos de los apuntes que Germán Adrio escribió en el diario que inició en la prisión del Concello, días antes de su ejecución.

“Querida esposa y queridos hijos: Tranquilo y sereno voy hacia la muerte; nada hice para ello; por eso voy sin temor a Dios y sin cargo de conciencia; muero, por tanto, sin remordimiento de haber hecho mal en esta ocasión. Acoged mi muerte con toda la resignación posible, daros cuenta de que emigré para siempre. No os metáis en gastos por mi defunción, pues los tiempos no están para ello. Os besa y abraza por última vez a todos, vuestro padre y esposo. Germán. Voy muy satisfecho de lo mucho que habéis trabajado por mi”, escribió Adrio en este penal el 12 de noviembre de 1936, justo antes de morir bajo las balas fascistas.

Su nieta recordó ayer, en un emotivo discurso, cómo la dictadura franquista lograría en los años sucesivos, incluso hasta hoy, “que las familias fueran herméticas, quizás con el convencimiento de que cuanto menos se supiera, mejor”.