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Ángel Braña, pontevedrés asesinado en Irún en 1936

Carabinero leal a la República, fue fusilado a los 27 años por las fuerzas golpistas de Franco en el monte guipuzcoano de Pikoketa

Los hermanos Luis, Alejandro, Francisco y Juan Braña. FDV

Ángel Antonio Braña López nació el 28 de marzo de 1909 en Pontevedra, como certifica su hoja de bautismo en la parroquia de Santa María la Mayor de esta ciudad. Era hijo de Manuel Braña Suárez y de Dolores López Otero. Cuando contaba 27 años era carabinero de la República en Irún y por ello fue asesinado por las tropas golpistas de Franco, en una emboscada ocurrida el 11 de agosto de 1936.

Ángel Braña fue fusilado junto a otros tres carabineros y nueve personas más, algunas de ellas menores de edad, que se refugiaban de los fascistas en un caserío de la zona de Pikoketa, en Irún.

Allí recibirá un homenaje el próximo 24 de octubre, organizado por la Asociación Republicana Irunesa. A este acto asistirán algunos miembros de su familia pontevedresa, como sus sobrinas Ángeles, Leonor y Dolores Braña Castromán, además de Juan Braña Castromán. Este último, también sobrino del homenajeado, recuerda que su padre, Juan Braña López, intento durante toda su vida localizar a su hermano Ángel. No lo logró.

Sería recientemente, cuando un miembro de la familia aficionado al montañismo, Álvaro Fernández Braña, localizó en los monte de Guipúzcoa un monumento de homenaje a los fusilados en Pikoketa, entre los que se encontraba el tío de su madre.

La familia de Ángel Braña López tenía hasta ahora poca información sobre su vida, tampoco una fotografía. Saben ahora que un día antes de su asesinato, Ángel Braña había quedado con otros carabineros en un lugar, para marcharse a Francia. El pontevedrés no se presentó a esa cita, tras lo que fue asesinado por las tropas golpistas. Los otros carabineros lograron huir a Francia.

Memoria de Irún

El Ayuntamiento de Irún recoge en su página de memoria histórica que hace 85 años que las tropas fascistas del coronel Beorlegui (subcolumna de Los Arcos) cometieron el fusilamiento de 9 jóvenes, entre ellos dos mujeres y 4 carabineros en Pikoketa.

Rendida la guarnición y con las armas depositadas en el suelo, fueron ejecutados al instante

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Aquel martes, 11 de agosto de 1936 –recoge la web del Ayuntamiento–, una pequeña guarnición de la Juventud Comunista de Irún, junto a otros carabineros, se encontraba apostada en las inmediaciones del caserío de Pikoketa, con armas cortas y una ametralladora. Fueron reducidos por las tropas franquistas.

Fusilados

Una vez rendida la guarnición de Pikoketa y con las armas depositadas en el suelo, fueron ejecutados al instante, además de Ángel Braña López, de 27 años de edad, Mertxe López Cotarelo, 16 años; Pilar Vallés Vicuña, 18 años; José María Arruti Idiakez, 18 años; Víctor Genua Montiano, 25 años; Jesús López Casado, 26 años; Agapito Domínguez Taguada, 23 años; Bernardo Usabiaga Jauregui, 17 años; Manuel Justo Alberdi, 22 años; Miguel Jacinto López, 49 años; Vicente Argote, 46 años; Agustín Miguel Bermejo, 39 años; y Félix Luz Etxeberría, de 27 años.

La Asociación Republicana Irunesa organiza cada año un homenaje a estas víctimas.

El servicio de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Irún explica que fue en el año 1976, cuando encabezados por Marcelo Usabiaga, hermano del fusilado Bernardo Usabiaga, comenzaron las primeras tareas de recuperación de los restos de los fusilados en Pikoketa.

Las 13 víctimas fueron enterradas en una fosa común y exhumadas en 1978

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Una vez localizada la fosa común donde fueron enterrados, sería en 1978 cuando finalmente se iba a realizar justicia y memoria.

El 28 de julio de 1978 fue el día elegido para llevar adelante la exhumación de los fusilados en Pikoketa.

El día 2 de agosto se realizó un homenaje en la parroquia y posteriormente, se trasladaron los restos al cementerio de Blaia, donde los fusilados descansarían en un panteón cedido por el Ayuntamiento. Desde entonces, todos los años se realizan varios homenajes (en verano y en otoño), tanto en el cementerio como en Pikoketa, al que este octubre asistirá la familia pontevedresa de Ángel Braña López.

Esta historia se recoge además en el libro “Las fosas de Franco” de Emilio Silva y Santiago Macías de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, publicado en 2003.

Ángeles, Leonor y Dolores Braña Castromán. | // FDV F. Martínez

El fatídico refugio en un caserío de Pikoketa

El diario de operaciones del coronel Beorlegui recoge lo ocurrido aquel 11 de agosto de 1936 en Pikoketa: “La Columna parcial de Los Arcos sale a las 0 horas 30 minutos de Ergoyen y Oyarzun efectuando marcha de aproximación a Picoqueta sin novedad: en la proximidad de dicha posición enemiga, al amanecer, recibió fuego de fusilería y ametralladoras que obligó a desplegar a las fuerzas de vanguardia, entablándose combate y maniobrando aquella hasta que dominado Picoqueta se asaltó, apoderándose del puesto y cogiendo al enemigo nueve muertos y siete prisioneros, armamento, municiones, una ametralladora Hotchkiss en perfecto estado que los nuestros (los golpistas) utilizaron para perseguir al resto de la guarnición, que huía dejando en nuestro poder cinco muertos más con todo su armamento (…)”.

Los golpistas difícilmente hacían prisioneros; normalmente los fusilaban en el acto

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Se sabe, por varios informes que realizó la Comisaría de Guerra de Guipúzcoa en el verano de 1936, que los golpistas difícilmente hacían prisioneros. Normalmente los fusilaban en el acto o a los pocos instantes de rendirse. Los y las milicianas combatientes allá presentes, tuvieron la desgracia de refugiarse dentro del caserío de Pikoketa, sin casi opción a huir. Solo Patxi Arocena y Alejandro Colina lograron huir (el primero corriendo monte abajo y el segundo, escondiéndose en un matorral próximo al caserío), como recoge el Ayuntamiento de Irún en su web sobre los fusilamientos de Pikoketa.

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