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Pontevedra

De iluminar Versalles a Pontevedra

Hugo Morales muestra parte del catálogo de velas Trudon que dispone Índigo en Pontevedra. | // R. VÁZQUEZ

Fue en el año 1643 cuando la Maison Trudon abrió sus puertas en el barrio parisino de Saint-Honoré. Claude Trudon fue el fundador de esta casa que cuatro siglos más tarde se convertiría en la más antigua y prestigiosa del mundo, pero que inició su actividad como un almacén en el que se fabricaban velas para uso doméstico y cirios de uso eclesiástico en las parroquias.

En aquella pequeña tienda, los Trudon fueron experimentando distintas técnicas y desarrollaron unas luminarias más duraderas y con mechas de algodón puro que evitaban el ennegrecimiento de las paredes derivado del humo que provocaban otros materiales como la rafia.

Fueron precisamente los estándares de calidad de sus materiales los que los encumbraron como los maestros cereros por excelencia de París y de toda Francia, de manera que a partir del año 1687 y hasta el final de la monarquía se convirtieron en los proveedores oficiales de la iluminación del Palacio de Versalles y Notre Dame, entre otros. Posteriormente, continuarían con su labor suministrando el alumbrado a la corte imperial de Napoleón.

Los Trudon se convirtieron en los proveedores oficiales de la iluminación del Palacio de Versalles y Notre Dame, entre otros. Posteriormente, continuarían con su labor suministrando el alumbrado a la corte imperial de Napoleón

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Los cirios de la casa Trudon sobrevivieron a la llegada de la electricidad reiventándose con una colección de velas tradicionales y aromáticas diseñadas por perfumistas franceses, además de incluir desde el pasado siglo un recipiente digno de una marca tan lujosa, puesto que cuando la casa empezó a comercializarlas a gran escala apostó por envolver cada una de estas fragancias en cristal de Murano, exclusivamente diseñado para preservar el delicado perfume.

El complemento perfecto

Las velas Maison Cire Trudon solo se comercializan en tiendas que superan uno estrictos controles de selección de la marca. Es por esto que cuando Hugo Morales y Ricardo García se pusieron en contacto con la casa de maestros cereros tenían claro que no solo debían cumplir esos requisitos, sino que debían conquistarlos.

La realidad es que Trudon no solo se enamoró de Índigo, sino que incluso los premió con la exclusividad de ser los distribuidores oficiales de la firma en el Noroeste de España, de manera que desde Pontevedra se ocupan de dar cobertura a toda Galicia, parte de Asturias y la zona norte de la comunidad de León.

Asimismo, Hugo Morales cuenta que, en estos cuatro años caminando de la mano de Trudon, han recibido la visita de responsables de la marca en diferentes ocasiones, y es que “no solo basta con lograr su exclusividad, sino que debemos pasar una serie de controles cada cierto tiempo para que no nos descuidemos y garanticemos la calidad del producto. Quieren que todas las personas que vendamos sus velas estemos realmente enamorados de ellas, es un producto de lujo y realmente hay que vivirlo”.

Cuando la casa empezó a comercializarlas a gran escala apostó por envolver cada una de estas fragancias en cristal de Murano, exclusivamente diseñado para preservar el delicado perfume

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Y en Pontevedra, tanto él como Ricardo, cumplen con creces este cometido. De hecho, el último gran logro de Índigo al respecto ha sido que tras la visita del director comercial de la marca en Portugal y España, este notificó a la Maison su intención de disponer de una petite boutique de referencia para el resto de tiendas de nueva implantación, con el objetivo de poder mostrar cuál es el ejemplo a seguir a la hora de trabajar con la firma Trudon, y Hugo Morales señala con orgullo que la suya fue la seleccionada como referente a nivel nacional. Así, un blasón honorífico con el sello de Trudon luce frente al mostrador de Índigo como reconocimiento a su trabajo.

La petite boutique de la ciudad que enamoró a Trudon


Cuando Hugo Morales y Ricardo García llegaron de Madrid para abrir su pequeña tienda de flores y artes decorativas tenían algo claro, y es que además de cuidar al visitante con un trato cercano y familiar, querían ofrecer productos exclusivos que sorprendieran y que tuvieran la mejor calidad. Así, a su revolucionario concepto inglés de floristería, los dueños de Índigo, un biólogo y enamorado de la botánica junto con un diseñador y apasionado de las artes plásticas, respectivamente, añadieron un complemento perfecto a sus ramos de flores y desde hace cuatro años las velas Trudon se pueden comprar físicamente en Pontevedra.

A la espera de que unos novios acudan a concretar los detalles de la decoración floral de su boda, Hugo Morales cuenta que “cuando empezamos queríamos tener en tienda una marca de velas, porque nos parecen que son las mejores amigas de las flores y la filosofía de Trudon encajaba mucho con la nuestra, por eso decidimos aventurarnos y contactar con ellos, porque creíamos que se ajustaban a nuestras necesidades y porque si nos decían que sí, eso era indicativo de que estábamos haciendo las cosas bien”.

Perfectamente integradas entre los frascos de recolección botánica que se empleaban en las expediciones científicas del siglo XVIII, fanales con cúpula de cristal, candelabros inspirados en flores, cerámicas y, por supuesto, diferentes variedades de flores, las velas Trudon lucen en esta tienda situada en la Praza Alonso de Fonseca, y es que la respuesta de la marca fue que sí. Hugo explica que las velas que antaño iluminaron la corte francesa huelen incluso estando apagadas y que una clásica puede llegar a tener una duración de encendido de entre 90 y 120 horas, debido a la alta calidad de sus materiales.

En este sentido, Morales indica que “su precio puede rondar unos 80 euros y entiendo que para una persona que habitualmente no consume velas y no conozca toda la historia que esta marca tiene detrás pueda resultar caro, pero teniendo en cuenta que pueden llegar a durar hasta dos años porque no tienes que encenderla para perfumar la casa, además de que hasta la última hora de encendido va a ser igual que la primera, realmente merecen la pena”. Otra de las máximas de Índigo es ofrecer los productos de mejor calidad pero también accesibles para todos los bolsillos, por eso desde que Trudon lanzó una gama de tallas más pequeñas y que rondan los 30 euros también las incluyeron en tienda. Todo por mimar a sus clientes.

Talleres de velas aromáticas en cristal


Si bien la firma de velas con las que trabaja Hugo y Ricardo en Índigo es Trudon, lo cierto es que son unos apasionados de su producción artesanal y por eso han desarrollado una línea personal.

En este sentido, Hugo Morales indica que “elaboramos una pequeña serie de peonía y de flores blancas, otras que tienen correspondencia con algunos minerales haciendo un guiño a la alquimia antigua y otras con aceites esenciales, enfocados a la aromaterapia relacionada con las fases de la luna”.

Precisamente, con el objetivo de dar a conocer estas técnicas, los dueños de Índigo ofrecen un taller en el que los alumnos pueden conocer el proceso y llevarse dos velas aromáticas en cristal tras realizarlas por sí mismos. A raíz de la pandemia, Hugo y Ricardo se vieron obligados a suprimir parte de estas formaciones que en la actualidad están retomando pero con alumnos individuales o con grupos burbuja de no más de cuatro personas mientras la situación sanitaria no se estabiliza, pero aseguran que los talleres grupales de Índigo “volverán”.

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