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La mitad de los jóvenes llegados de Mallorca no se presentan al cribado con PCR

Esta semana están programados 688 test nuevos a estudiantes de Pontevedra y Poio

Las dos profesionales que ayer domingo realizaron PCR a jóvenes estudiantes de Pontevedra. Rafa Vázquez

Estrepitosa ausencia de los jóvenes de Pontevedra que viajaron a Mallorca al cribado con PCR para confirmar o descartar su contagio con COVID en un macrobrote que ya suma más de 800 positivos en toda España. Según ha podido confirmar FARO, de los poco más de 50 que estaban citados ayer en el Hospital Provincial faltaron a la prueba 28, es decir, más de la mitad. En este caso eran alumnos de los IES A Xunqueira I y II, pero algo similar ocurrió en días previos, cuando se testó a los del IES Sánchez Cantón, Sagrado Corazón y SEK.

Por el momento hay ya 48 estudiantes confirmados positivos en el área sanitaria, que en el conjunto de su población tiene 207 casos activos, ya que la situación global se ha agravado al ser la más afectada de toda Galicia por este brote generado en las islas. Solamente en el municipio de Pontevedra hay 86 enfermos con COVID, seguido del de Poio, con 34.

Los cribados a estudiantes continuarán esta semana. Tal y como informa el Sergas, el lunes y martes se testará a 358 alumnos: del Valle Inclán (123), Frei Martín Sarmiento (84), Torrente Ballester (74), Los Sauces (44) y Luis Seoane (33). Además, el miércoles habrá un cribado específico con PCR a 330 jóvenes de 17 a 19 años del concello de Poio. En total serán 688 más.

La larga cola que se formó para la vacunación ayer, que llegó hasta la altura de la Policía Local. Rafa Vázquez

Vacunación masiva

Donde sí fue masiva la afluencia fue a la jornada de vacunación en el Recinto Ferial de Pontevedra, que durante la mañana de ayer se tornó un tanto desesperante. Un problema con el suministro de las vacunas provocó una espera en el inicio del proceso de una hora y media, lo que provocó tanto el cansancio como el enfado de los convocados, 1.493 personas, que al no tener constancia del problema se fueron acumulando en el exterior del edificio a media que les tocaba su turno. La fila fue tan larga que rodeó todo el parking exterior y, por la acera, llegó hasta la altura de la Policía Local.

Se trataba de personas todas entre los 50 y los 59 años, que debían recibir la segunda dosis de Pfizer, pero que tuvieron que aguardar paciente y no tan pacientemente. Y es que, como ocurre en ciertas profesiones, entre los que esperaban se encontraban trabajadores que también en domingo debían personarse en sus puestos, como numerosos de la hostelería, y que lo hicieron con un importante retraso.

Finalmente, y una vez llegadas las dosis correctas desde Santiago de Compostela, el proceso se desarrolló con normalidad y toda la rapidez que se puede aplicar a este tipo de citas, en las que el protocolo debe seguirse escrupulosamente.

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