Los seis acusados de introducir más de 400 kilos de cocaína camuflada en contenedores de fruta y cacao a través del Puerto de Algeciras (Cádiz), se declararon inocentes en la primera sesión del juicio que comenzó este jueves en la sección segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra. Sus respectivas defensas solicitaron la nulidad del proceso por las cuestiones habituales en este tipo de procedimientos, como la obtención de las pruebas (escuchas, grabaciones, seguimientos, que consideran ilegales), la imposibilidad de acceder a las mismas por parte de los letrados, o por la participación de un agente encubierto cuya actividad para recabar pruebas consideraron ilícita. También alegaron -en el caso de uno de los procesados- que se vulneraron las normas procesales al “construir en dos horas y en una comisaría de Madrid unos antecedentes policiales", e incluso la creación de “pruebas artificiosas”.

Las defensas solicitaron además que se incluya en el proceso la declaración grabada de uno de los supuestos responsables de esta organización, el ya fallecido Luciano Núñez “Lucky Luciano”.

Al concluir la primera sesión de este proceso -que continuará la próxima semana-, el fiscal defendió la validez de la investigación, la legalidad de la actuación del agente encubierto y de las pruebas obtenidas como “material incriminatorio”, por lo que calificó las alegaciones de las defensas como “totalmente infundadas”.

Así, el juicio contra estos seis acusados, de los ocho inicialmente implicados en la denominada Operación Bodeguilla (uno de ellos ha muerto y otro está en paradero desconocido), continuará el próximo lunes.

Según el escrito de acusación de la Fiscalía, los investigados formaban una organización criminal cuyo objetivo era la introducción de droga procedente de Latinoamérica en España. En concreto, realizaron gestiones y actuaciones para establecer "una vía estable de entrada de droga por el puerto de Algeciras".

Para ello contactaron con un agente de la Guardia Civil en esa terminal, que tendría la misión de facilitar la entrada de los contenedores con la droga (en los que se usaba la técnica del “gancho ciego”) a cambio de dinero. En este grupo organizado y jerarquizado, cada miembro tenía una función y, así, algunos se encargaban de financiar el operativo, otros de contactar con los proveedores de la sustancia estupefaciente, otros tenían labores de coordinación, y otros de logística. En los preparativos de dicho operativo participó un miembro de Guardia Civil al que los “narcos” pagaron para corromperlo, aunque éste actuó realmente como agente encubierto al servicio de la investigación policial, dirigida por un juzgado de Vilagarcía de Arousa.