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La subestación de Bértola, en su recta final

Estado de ejecución de la subestación de Bértola, en una parcela de 11.000 metros cuadrados. Gustavo Santos

La polémica subestación eléctrica de Bértola, que se considera “imprescindible” para completar la electrificación del Eje Atlántico ferroviario en el tramo Pontevedra-Vigo, entra en su fase final de ejecución. Este recinto ubicado en el municipio de Vilaboa, se planificó hace una década (la autorización autonómica es de 2013), pero sus obras sufrieron retrasos y paralizaciones por el rechazo frontal de los vecinos y del Concello, que incluso acudieron a los tribunales. Ahora, el propio alcalde de Vilaboa, César Poza, calcula que restan un par de meses de trabajos para disponer de una instalación que permitirá dotar de mayor energía eléctrica al Eje Atlántico en la provincia de Pontevedra, ya que hasta ahora el suministro se proporciona desde la subestación de Osebe, en el municipio de Teo, al sur de la ciudad de Santiago.

El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) licitó ya en julio pasado el contrato de suministro de los equipos necesarios para la puesta en servicio de esta subestación eléctrica del Eje Atlántico Ferroviario entre A Coruña y Vigo, que se complementa con el recinto, más pequeño, ubicado en las cercanías y denominado “Subestación de Tomeza”, al borde de las propias vías pero también en Bértola. Estas obras se adjudicaron recientemente por seis millones de euros a Lantania, en UTE con Construcciones Instalación y Tracción (CITRACC).

De tracción

Se trata del suministro de los equipos necesarios para la puesta en servicio de la subestación eléctrica de tracción, que alimentará el Eje Atlántico A Coruña-Vigo y que actualmente funciona como centro de autotransformación intermedio, para su conversión en subestación eléctrica de tracción. La de Bértola alimentará a este segundo complejo.

Las obras de acondicionamiento tienen un plazo de ejecución de doce meses, por lo que a principios de 2022 estará lista esta electrificación Según explicó Lantania, “la actuación afectará también a la zona neutra asociada de catenaria en el tramo e incluye la posterior puesta en servicio de los nuevos elementos, mediante la reconfiguración de los sistemas de control y su integración en los correspondientes puestos de mando.”

La construcción de esta subestación había generado dudas entre los vecinos, que incluso intentaron parar el proyecto por la vía del Contencioso-Administrativo. El TSXG no les dio la razón, el Supremo ratificó el fallo del Tribunal Superior y la obra cuenta con todas las autorizaciones y licencias necesarias. De hecho, ya se está ejecutando lo que sería el continente de la subestación y ahora se licita el contenido, todo el equipamiento para que funcione.

Según las explicaciones ofrecidas por Adif y Red Eléctrica Española durante este largo conflicto, la subestación es “imprescindible” para la llegada del AVE a la provincia.

Otras dos subestaciones

El Eje Atlántico cuenta con una longitud de 155 kilómetros y sin esta de Bértola habría solo dos subestaciones en funcionamiento, ambas, en la provincia de A Coruña, y ninguna entre Santiago y Vigo, un tramo de 94 kilómetros, a pesar de que una infraestructura ferroviaria de las características del Eje Atlántico “precisa una subestación cada 70 kilómetros”.

Ahora la instalación está funcionando como un centro de autotransformación intermedio para la alimentación eléctrica del Eje Atlántico. Entre otras ventajas, no solo aumentaría la fiabilidad del eje ferroviario en el sur de Galicia en caso de una avería, sino que también permitiría, por ejemplo, aumentar la frecuencia de trenes que circular a la vez por las vías del sur gallego. Según se explicó en su día, la subestación está además “encapsulada y blindada” hacia el exterior y rodeada de una pantalla vegetal.

Durante las protestas vecinales se apuntó la posibilidad de trasladar la subestación a otro emplazamiento más alejado de zonas habitadas, pero las alternativas fueron descartadas. Según los informes oficiales, Adif “llevó a cabo estudios con diferentes alternativas, como ampliaciones de potencia en las subestaciones existentes, aprovechamiento de instalaciones de la red convencional, o refuerzos en la catenaria, siendo la conclusión de todos estos estudios que los resultados eran insuficientes para garantizar el abastecimiento eléctrico a los trenes con la llegada de la Alta Velocidad ya que esta requiere de subestaciones cada 70 kilómetros aproximadamente y en el caso que nos ocupa existe un tramo de más de 90 sin ninguna subestación”.

Una larga tramitación con gran oposición vecinal

La Xunta autorizó en 2013, hace ya ocho años, la ejecución del transporte eléctrico en el municipio de Vilaboa, un proyecto que contaba entonces con una inversión de diez millones de euros para consolidar las infraestructuras que darán cobertura a la red de alta velocidad en el tramo Santiago-Vigo.

El plazo para la puesta en marcha de la instalación era de doce meses,. En aquel acuerdo se explicaba que la longitud total del eje atlántico entre Vigo y A Coruña es de 155 kilómetros, de los que 61,7 corresponden al tramo A Coruña-Santiago, ya electrificado en aquel momento. “Los 93,9 restantes corresponden al trayecto Santiago-Vigo, que alterna tramos de plataforma en construcción con otros en que ya finalizó”. De hecho, la conclusión de las vías se certificó dos años después, en abril de 2015.

Se añadía que “la subestación de Bértola se completará con una línea de distribución, también autorizada por el Consello de la Xunta, y que permitirá una mejora de los niveles de seguridad y fiabilidad del sistema eléctrico, así como un avance en la eficiencia del transporte eléctrico. Se reducirá así las pérdidas de red en conjunto del sistema mejorando la distribución e impulsando la calidad empresarial y la vida en la zona”, según la Xunta de Galicia.

A mediados de 2018 Red Eléctrica Española comenzó a recabar los permisos necesarios, entre ellos la solicitud a Augas de Galicia con el fin de obtener su autorización para unas “obras en el lugar de Rial, parroquia de Santa Comba de Bértola (Vilaboa)”. En concreto, se trata de la “construcción de un parque para una subestación de transporte de energía eléctrica de Tomeza (ubicación errónea pero que se mantiene en la denominación oficial) de 220 kV, con una superficie total de ocupación de 10.969,76 metros cuadrados, mediante movimiento de tierras, ejecución de drenajes, canalizaciones de servicios, construcción de edificio de mandos y casetas de relés, de vial de acceso pavimentado, tendidos aéreos y cierre perimetral”.

El Eje Atlántico entre Arcade y Pontevedra, que atraviesa Vilaboa, se puso en servicio en junio de 2013 y todo el recorrido hasta A Coruña comenzó a funcionar dos años después, en abril de 2015, sin esta subestación y con una electrificación parcial procedente de las instalaciones de Santiago. REE ya había explicado en su día a los vecinos de la “urgencia” y “obligación” en comenzar esos trabajos, incluidos en la planificación energética nacional y que respondía a la necesidad de dar suministro eléctrico al Eje Atlántico. Además, abastecerá a líneas generales, como las de Mourente y Tibo.

Un polémico proyecto

1 Recibió luz verde de la Xunta en 2013

El Consello de la Xunta autorizó la obra hace ocho años, pero la oposición vecinal primero y el COVID después frenaron la ejecución.

2 Único centro de la provincia para el AVE

Con el complejo de Bértola, Adif dispondrá del primero para dar energía el AVE en la provincia ya que los dos actuales están en A Coruña.

3 Abastece también a líneas generales

No solo dará electricidad a la Alta Velocidad. También abastecerá a lineas generales, como las de Mourente y Tibo, según el proyecto autorizado.

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