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El músculo empresarial de Pontevedra

La industria del vidrio, el espectáculo o la moda mantiene el pulso en la pandemia | Los productos y servicios gestados en la Boa Vila se venden en varios continentes | Sus “capitanes” reivindican el arraigo en el territorio

En las dos fábricas de Pontevedresa Group trabajan 75 profesionales. | // RAFA VÁZQUEZ

En cualquier tienda de electrodomésticos cuesta encontrar un componente fabricado en Europa, como cuesta encontrar ropa salida de un taller gallego. No es un tema baladí: si algo puso de manifiesto la pandemia es que la deslocalización puede hacer empresarios ricos, pero construye sociedades débiles, cuando no indefensas, como sucedió cuando nos encontramos con nuestras propias fábricas paradas y desabastecidos de mascarillas.

“Hoy las hay en todas partes, pero en ese momento costaba encontrarlas”, recuerda Virginia Pozo, que reconvirtió sus talleres de la firma de moda Coosy para abastecer a la población y centros sanitarios. “Empezamos donando nosotros y luego se nos unieron muchas empresas que querían también donar pero no eran textiles, así que nosotros se las hicimos y durante la pandemia no paramos”.

Montó la empresa a finales de 2011 (dos años después con marca propia) y hoy cuenta con una veintena de tiendas en distintas ciudades de España. Empezó “sola, y después incorporé una persona que sigue hoy conmigo, y la siguiente fue la empleada de Pontevedra, que también sigue conmigo”, explica entre risas sobre una plantilla que, en realidad, ha mantenido al completo en el tiempo y “todas las que han empezado se han quedado”.

La directora creativa de la marca Coosy con su equipo

Pontevedresa “y también la empresa”, matiza, es una de las empresarias que reivindica la producción local. “El 95% de nuestra producción es en España, en talleres de Galicia, Madrid y Toledo, y previamente todo el sistema de patronaje se hace en las oficinas de Coosy”.

“Lo que hicimos fue cambiar el chip”, explica la empresaria y directora creativa de Coosy, “lanzamos mucha más ropa de calle, que tuvo una buena aceptación. Y fue duro pero no tanto porque intentamos centrarnos en otro segmento del sector”

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Muy enfocada a los eventos, la marca contaba con unos 60 trabajadores en el arranque de la pandemia, que supuso una paralización de todos los programas. “Lo que hicimos fue cambiar el chip”, explica la empresaria y directora creativa, “lanzamos mucha más ropa de calle, que tuvo una buena aceptación. Y fue duro pero no tanto porque intentamos centrarnos en otro segmento del sector”.

También estaba obligado a reinventarse Pablo Méndez, al frente de la empresa de espectáculos que lleva su nombre. Bailarín, intérprete, performance y músico titulado, fundó la compañía hace 23 años y hoy su equipo incluye unos 40 profesionales, entre artistas, técnicos, personal de oficina, modistos, atrezzistas...

Pablo Méndez con varias de las integrantes de su compañía, que hoy incluye a 40 artistas y técnicos

La crisis sanitaria, sencillamente, paralizó todo. “Después, cuando salimos en el programa Got Talent”, recuerda el artista y empresario a propósito del espectáculo que presentó el pasado enero ante millones de espectadores y que fascinó al jurado, “empezaron a llamarnos de todos lados”.

A partir de salir en el programa Got Talent, donde fascinó al jurado, "nos llaman de toda España", señala Pablo Méndez, que ha reorientado gran parte de sus producciones al sector público

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El éxito de su propuesta “es que tenemos capacidad para producir para un amplísimo abanico de públicos, de modo que trabajamos para muchos sectores”, reflexiona este profesional afincado en Pontevedra desde hace más de dos décadas.

Uno de los ejes más importantes a los que está enfocando el trabajo es el sector público. “Es así que estamos trabajando”, indica el responsable de la compañía, “reorientándonos a los concellos, las subvenciones de artes escénicas, las actividades de la Axencia Galega das Industrias Culturais etc”. De hecho, prepara un nuevo espectáculo para presentar en toda Galicia.

Con todo el sector privado aún en hibernación, el público “es el único que está consumiendo espectáculos, el privado quiere comprar, sí, está interesado pero no sabe todavía cuándo y en qué condiciones podrá reabrir”, destaca Pablo Méndez.

Son las administraciones las únicas con capacidad para programar en la calle y con aforo reducido. “La suerte”, destaca, “es que desde que salimos en el programa nos llaman de ayuntamientos de toda España”.

El músculo empresarial de Pontevedra | RAFA VÁZQUEZ

Hacemos muchos proyectos fuera de España, pero la compra de proximidad es importante desde el punto de vista de la sostenibilidad y también emocional y moral: nos gusta que confíen en nosotros”. La franqueza de Iago Barbeito (para empezar al reconocer que “tal vez si solo se pensase en los números pues sí, sería más rentable deslocalizar y producir en otros países con menos derechos ambientales, laborales y sociales, pero estamos aquí para arrimar el hombro”) está a la altura de su legado familiar.

Es la tercera generación al frente del negocio, un hecho casi insólito en España donde menos de 8 cada 100 empresas familiares lo consiguen. Igual de rara es su posición en el sector: pertenece a la mediana industria, que tampoco abunda en el país; y más infrecuente aún es su radical apuesta por la investigación y el desarrollo.

En la última década Pontevedresa Group (Cristalería Pontevedresa S.A., fundada por su abuelo en 1959) ha invertido más de 12 millones de euros en infraestructuras y equipamientos tecnológicos de vanguardia. Su plan de investigación en nuevos materiales la ha situado a la cabeza entre las opciones para la arquitectura y la industria.

Los primeros autobuses eléctricos que funcionan en el continente y también el primero de pila de hidrógeno que salió de una factoría europea llevan componentes fabricados en la Boa Vila

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De las dos fábricas del polígono de A Reigosa salieron componentes de vidrio para algunos de los primeros autobuses eléctricos que funcionan en el continente y también para el primero de pila de hidrógeno fabricado en una factoría de la Unión Europea, vehículos en actividad en ciudades como Madrid o París.

También trabaja intensamente para las fábricas de barcos, ya que se trata de una de las pocas empresas europeas autorizadas para realizar componentes de vidrio para el sector, y como tal no ha sido ajena a los efectos de la mala situación de los astilleros. “Si fuese otra”, señala el responsable de Pontevedresa Group, “tendríamos la fábrica a reventar”.

Asimismo, hacen desarrollos innovadores para el vehículo industrial. “Suministramos mucho a la carrocería industrial”, explica en este punto el empresario, que recuerda que “en Galicia hay más de 2.000 puestos de trabajo ligados a este sector”, si bien su empresa suministra a fábricas “de todo el sur de Europa, tenemos un abanico de clientes muy amplio”.

“Quedan muy pocos fabricantes de primeros equipos en Galicia“, lamenta Iago Barbeito, la tercera generación al frente del negocio familiar

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“Quedan muy pocos fabricantes de primeros equipos en Galicia“, lamenta Iago Barbeito, que teme que la inversión industrial en innovación no sirva de mucho sin la apuesta decidida de la administración. “Sin ella no va a valer de nada, hay unos señores aquí cerca que fabrican autobuses, que fabrican luminarias, que las hacen aquí; esos pocos fabricantes de primer equipo tienen que contar con el apoyo público”, insiste.

Es uno de los empresarios que traslada a FARO la necesidad de que las administraciones apuesten decididamente por la industria gallega. En estos momentos el 40% del PIB del país deriva directa o indirectamente de la inversión pública, desde obras a cultura o a rutas de autobuses, “y si al final el producto que compran las administraciones es deslocalizado (y más en este momento en el que el papel de la palanca pública para la reactivación económica con los fondos europeos va a ser brutal) no servirá de mucho” la apuesta de los industriales gallegos.

En la última década Pontevedresa Group (Cristalería Pontevedresa S.A., fundada en 1959) ha invertido más de 12 millones de euros en infraestructuras y equipamientos tecnológicos de vanguardia

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“Si no se apuesta por fabricantes de primer equipo que compran componente en local al final el impulso público incluso no servirá de nada, porque la cabeza tractora del empleo es la industria”, recuerda Iago Barbeito.

Jorge López Rodríguez, que con su socia y pareja puso en marcha casi en el arranque de la pandemia la marca de calzado vegano Beflamboyant, hoy en decenas de tiendas multimarca de Europa y que tiene una fortísima presencia en el mercado alemán, o la firma Setga, que fabrica luminarias desde Pontevedra (el 81% de sus componentes procede de un radio inferior a 150 kilómetros) para los principales proyectos públicos y privados del mundo. Son otros ejemplos del músculo empresarial de la Boa Vila, “capitanes” que reivindican el arraigo en el territorio y que son, como recuerda Jesús Rey, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios que integra a varios de los entrevistados para estas páginas, “un ejemplo de superación, de saber hacer frente a lo que nadie pensó que pasaría, reorientar su trabajo y salvar sus plantillas”. Les quedan por delante, avanza, meses complicados “que nos van a lastrar, que supondrán nuevos retos. Queda trabajo duro, pero vienen épocas mejores”.

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