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Las cenas regresan con más confusión que reservas

La terraza de As Campás, con las primeras cenas en mucho tiempo. Rafa Vázquez

Clientes en la Creperie. | // R.V.

Alfonso Rueda visita el restaurante Casa Román. | // R.V.

“La gente está confusa con lo que se puede hacer y lo que no”, explica Beni, del restaurante Kloster de Marín. Con su pareja Cristina ha preparado el local para empezar a servir cenas este fin de semana, pero el libro de reservas está muy lejos de llenarse. “Quizás a última hora se animen y empiecen a reservar hoy”, confían estos hosteleros.

Pocos restaurantes de la comarca han colgado el cartel de completo en este primer día de apertura de los restaurantes hasta las 23.00 horas. En Casa Román, de Pontevedra, tenían ayer reservadas todas las mesas del bar y la terraza, pero no del comedor. “Y por ahora solo para el fin de semana; a ver cómo reacciona la gente en los días sucesivos”, apuntaba su encargada.

En este conocido restaurante del barrio de Campolongo está todo preparado para el estreno de las cenas en la hostelería gallega, también con los medidores de CO2 que la Xunta de Galicia exige. Su vicepresidente y conselleiro de Turismo, Alfonso Rueda, visitó precisamente ayer este local para “comprobar las nuevas medidas de prevención ante el COVID-19 para la ampliación de los horarios a los restaurantes”.

Muchos de los establecimientos cuentan ya con los necesarios medidores de CO2, a pesar de que todavía disponen de un plazo para instalarlos. También en esto hay confusión en el sector.

Otra de las nuevas normas de este período de cenas, la obligatoriedad de registrar la identidad para acudir a un local, es –según los hosteleros– una circunstancia que contribuye a crear dudas entre la clientela.

Para algunos empresarios del sector el escaso número de mesas que pueden abrir al público –50% en el interior y 75% en la terraza– hace que no compense demasiado abrir todavía. “Algo se va mejorando pero no es un alivio económico, sirve únicamente para que la gente se empiece a animar a volver”, apunta Iñaki Bretal, de O Eirado da Leña en el centro histórico de Pontevedra.

Este hostelero y muchos de sus colegas siguen mirando qué medidor de CO2 le conviene para su local “porque hay mucha oferta pero no todos sirven”, si bien ya disponen de purificadores de aire desde que se recuperó la apertura en el interior. Todos ellos ponen sus esperanzas en que la situación remonte a medida que avanza la vacunación.

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