Sonia Acuña, secretaria técnica de la Asociación Intersectorial e Interterritorial de Autónomos e Pequenas Empresas de Galicia (APE) lleva un año dedicada a velar por los intereses de los más afectados por los cierres de actividad tras la pandemia. La asociación, que atiende a más de 20.000 autónomos en Pontevedra, forma parte de la mesa sectorial que contribuyó al desarrollo de los planes de rescate autonómicos. Con la segunda línea de ayudas todavía abierta (hasta el próximo 22 de marzo), Acuña confía en que se mejore la ratio entre solicitudes y aprobaciones de la primera, cuya letra pequeña vienen criticando desde hace meses sectores como la hostelería.

“Lo que buscábamos en el segundo plan de rescate desde la mesa sectorial es llegar a más. Las ayudas están preparadas y estudiadas para que la reciban los autónomos que más necesitan un empujón”, asegura la secretaria técnica de APE, que a pesar de reconocer de que la partida todavía puede ser insuficiente para hacer frente a las inversiones acometidas por los autónomos en sus negocios podrán, por fin, servir para empezar a pagar deudas.

“Uno de los requisitos que hubo en la primera convocatoria fue el de estar al día con hacienda y muchos autónomos, evidentemente, no lo estaban porque al estar un año cerrados no podían hacerle frente”, explica en relación a las quejas recibidas por parte de muchos socios. Para el segundo plan de rescate, la limitación se elimina. “Llegamos a un acuerdo para que puedan entrar dentro de los beneficiados aunque tengan deudas, siempre que estas no superen el 80% de la subvención y que acrediten que la ayuda sirva para hacer frente a las deudas”.

En cuanto a las líneas de ayudas a las que se pueden optar, cabe diferenciar tres convocatorias, todas compatibles entre sí. La administración plantea ayudas a micro empresas (con diferentes rangos de cantidades en función del número de trabajadores, hasta un total de 25), a autónomos (en función de la caída en la facturación en el último año) y una línea propia para el sector de la hostelería u otras actividades cerradas (casas rurales, orquestas, empresas dedicadas a la organización de eventos o ferias, etc.).

Las cantidades, según explica Acuña, pueden variar en función del concello, de si hay y cuántos trabajadores al cargo y de la facturación. En el escenario más óptimo, un autónomo de Pontevedra (municipio con más limitaciones perimetrales) que trabaje en la hostelería u otra actividad con limitaciones, que haya sufrido una caída de más de un 45% en su facturación y con hasta 25 trabajadores a su cargo podría beneficiarse de 8.700 euros.

922 hosteleros se beneficiaron de las ayudas

El primer plan de rescate de la Xunta supuso una inversión directa en la hostelería de la comarca de Pontevedra de 3.034.275 euros. De la primera convocatoria de ayudas se beneficiaron un total de 922 afectados por los cierres en el sector, que recibieron 1.571 ayudas, según los datos de la Xunta relativos a la aprobación de las solicitudes. La capital provincial lideró las aportaciones recibidas en la zona, con un total de 464 personas beneficiarias del mundo de la hostelería. Poio y Marín, por su parte, superaron las 150 compensaciones para paliar los efectos de las restricciones en sus negocios. En cuanto a la ratio entre solicitudes y aprobaciones, tan solo un 20% fueron denegadas en el total del cómputo gallego. La Xunta recibió por la primera convocatoria 40.423 solicitudes (del conjunto de sectores afectados) y aprobaron 32.553. Hasta el pasado viernes, para el segundo plan de rescate se había recibido 38.669 solicitudes en Galicia.