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“Soy asintomático, así que esto es más un sacrificio anímico que físico para mí”

José Iglesias Casal en un servicio en ambulancia. | // FDV

Si hay algo que los profesionales sanitarios temen es el contagio con COVID. Por ellos mismos, sus familias y, por supuesto, el contacto con los pacientes de la sanidad pública. Cuando, además, son asintomáticos, su preocupación, pese a pasar la enfermedad sin enterarse, aumenta.

José Iglesias Casal, portavoz de la asociación de técnicos en emergencias sanitarias-TES, Asgate, y trabajador en el Complexo Hospitalario de Pontevedra, CHOP, es uno de esos casos. El pasado 27 de enero dio positivo en coronavirus y desde entonces se encuentra aislado en su domicilio sin síntoma de ningún tipo.

Estoy confinado en un área de la casa familiar con unos 15 metros cuadrados para mí, entre mi cuarto y el baño

“Estoy confinado en un área de la casa familiar con unos 15 metros cuadrados para mí, entre mi cuarto y el baño. Este miércoles me tienen que volver a hacer una serología, porque se cumplen ya 14 días, que es el plazo estipulado para los asintomáticos en nuestro caso”, explica.

Iglesias ya había recibido la primera dosis de la vacuna contra la enfermedad, por ser personal de primera línea en la lucha contra la pandemia, pero todavía le faltaba la segunda, que tenía que haber recibido estos días y que, a causa de su contagio, se ha tenido que aplazar.

Esto demuestra que la vacuna no es la panacea y que no por haberla recibido tenemos que despreocuparnos del COVID”, recuerda el sanitario.

Agradece ser asintomático pero también le preocupa, aunque afortunadamente ninguno de sus convivientes ha dado positivo. “Para mí esto es más un sacrificio anímico que físico”, resume el técnico, que insiste en la importancia de seguir respetando las medidas preventivas.

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