En un año marcado por las continuas limitaciones a la movilidad, la llegada del teletrabajo y la pérdida de empleo en la ciudad de Pontevedra apenas hubo movimiento poblacional. Tras cinco años consecutivos de un crecimiento significativo en el padrón municipal pontevedrés, en el año de la pandemia del coronavirus este apenas experimentó variación y, con fecha a 31 de diciembre del 2020, se situó en los 84.830 vecinos.

Aunque en comparación al año anterior no se registró una caída, ya que el concello ganó tres habitantes sobre la población del 2019, la cifra supone un frenazo en el crecimiento de la ciudad. Mientras que en los últimos doce meses el saldo de altas (nacimientos o llegadas) y bajas (defunciones o salidas) de empadronamientos apenas sufrió una variación, el balance contrasta con la fuerte subida que la ciudad experimentó el año anterior. Pontevedra entró en el 2020 con 84.827 habitantes tras sumar a lo largo del 2019 un total de 630 habitantes, un dato que contrasta con tan solo los tres habitantes que se ganaron en los doce meses siguientes.

A pesar de que el crecimiento de la ciudad se ralentizó en el año en que estalló el coronavirus, la población creció en las dos últimas dos décadas en un 11,32%. Desde el año 2000, el padrón municipal de Pontevedra se engrosó con 8.628 personas más empadronadas. Desde entonces, la tendencia en general ha sido positiva, a excepción de dos años en los que se registró un ligero descenso: el 2013 y el 2015. Tras ellos, el incremento del 2020 es el tercer peor dato de las dos últimas décadas que consigue aplanar la curva de crecimiento poblacional.

En cuanto al movimiento natural de la población, entre enero y octubre se dieron de baja del padrón municipal de habitantes por defunción un total de 480 vecinos, un dato al que le falta añadir los últimos dos meses del año, especialmente duros en cuanto a las víctimas mortales del COVID. En la otra cara del balance, a lo largo de los diez primeros meses del año se produjeron 470 altas por nacimientos, una cifra que ya es más alta a la que hubo en el conjunto del 2019. A la espera del cierre de los datos por parte del Concello de Pontevedra, el saldo vegetativo es negativo para el 2020, con una diferencia de 10 defunciones más en comparación a los nacimientos registrados. De mantenerse una vez completado el balance anual con los meses que restan, Pontevendra confirmaría una tendencia negativa, instalada en los últimos cuatro años en la ciudad: las bajas por defunción superan a las altas por nacimiento desde el año 2016.

Por franjas de edad, un 20% de los empadronados en Pontevedra tienen más de 65 años, un 28% menos de 30 y, más de la mitad, un 52%, entre 30 y 65 años. Además, son más las mujeres empadronadas que los hombres: 44.512 frente a 40.318. En relación a su distribución en el término poblacional, la inmensa mayoría se encuentra empadronada en el centro urbano, 64.978, mientras que el resto se reparte entre las parroquias.

Población extranjera

Junto al crecimiento natural de la población, otro de los motivos por el que los padrones municipales se engrosan es por la llega de población extranjera, un porcentaje que creció en el 2020 en Pontevedra. El año pasado, el peso de la población extranjera sobre el conjunto del municipio fue de un 5,38%, similar en todo caso al 5,26% del 2019. En comparación al año anterior, en Pontevedra creció el número de extranjeros al pasar de 4.464 a 4.562., un incremento que compensó la pérdida de población de nacionalidad española, que descendió en doce meses en los que pasó de 80.363 a los 80.268.

Por nacionalidades, la más numerosa es la venezolana, de donde proceden 506 vecinos asentados en la ciudad. Le siguen Portugal, con 477; Brasil, con 472, Marruecos, con 456; y Colombia, con 423. En el otro lado de la lista, los menos numerosos son los procedentes de Bulgaria, con 21 vecinos; Rusia, Nicaragua y Chile, con 24 vecinos, respectivamente.

Mourente y Lérez, las parroquias que más crecen

Más allá del balance en el crecimiento del conjunto del padrón municipal, el reparto de sus habitantes dentro del término del concello es desigual. Es más, en los últimas dos quince años, a excepción del centro de la ciudad, todas las parroquias perdieron población. Mientras que el centro urbano de Pontevedra engordó su censo de vecinos, las zonas más rurales se vaciaron. A pesar de la pérdida en términos globales de la población por parroquias en comparación a los datos del 2005, en el último año hubo cinco zonas en que se aumentó, ligeramente, el número de habitantes empadronados, lo cual indica una tendencia al crecimiento más allá del centro urbano: Bora, Lérez, Lourizán, Mourente y Santa María de Xeve. La parroquia que lidera el crecimiento es la de Mourente. Al término del 2020, su padrón creció en 13 vecinos en comparación al ismo periodo del año anterior. En total, con fecha a 31 de diciembre del año pasado, en Mourente hay 2.027 personas empadronadas. Con todo, la parroquia que concentra un mayor número de vecinos en Pontevedra es la de Lourizán, que en el 2020 sumó cinco vecinos, situándose en los 3.029. Completan la lista de parroquias en crecimiento la de Lérez, con 1708 (+12); Santa María de Xeve, con 807 (+8); y Bora, con 729 (+7). En el 2020 solo hubo dos parroquias que ni sumaron ni perdieron habitantes: A Canicouva, con 246 vecinos, y Cerponzóns, que se mantuvo en los 708 habitantes, misma cifra que comunicó en el 2018. En el resto de zonas, la población tiende a descender. Lideran la caída de empadronamientos Tomeza, que perdió 20 habitantes hasta los 964; Campañó, que restó 19 vecinos hasta los 1.840; Alba y Marcón, que perdieorn respectivamente 17 vecinos, hasta los 702 y los 2.026; y Verducido, que restó una docena hasta los 885. En las restantes el descenso fue menos acusado: Ponte Sampaio perdió seis habitantes, hasta los 1.050; Salcedo tres, hasta los 2.040; Xeve otros seis, hasta los 1.036 y uno en el caso de A Virxe do Camiño, que cerró el año con 55 vecinos.