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El casco histórico recupera la vida del domingo

La feria de antigüedades de la calle Sierra regresa tras tres semanas sin actividad, mientras los bares de la Plaza de Abastos se animan a la entrega de comida en su día de descanso

Puestos del mercadillo de antigüedades en la calle Sierra. GUSTAVO SANTOS

Marta Santiago y su empleado en el local de “A Fervella”. | // G.SANTOS

Ambiente animado ayer por la mañana en la calle Sierra de Pontevedra, en pleno casco histórico, en donde el mercadillo de antigüedades volvió a instalar sus puestos tras tres semanas sin actividad. Además de este reclamo al aire libre, desde la Plaza de Abastos también se generó movimiento con dos de sus negocios de hostelería trabajando para entregar comida a domicilio. Movimiento a golpe de domingo y en plena crisis por la pandemia, un soplo de aire fresco.

“Hacía ya tres fines de semana que no veníamos, porque estábamos con las restricciones, que comenzaron con Pontevedra, Marín y Poio, y los vendedores no sabían muy bien si podían venir hasta aquí o no, ya que algunos son de otras localidades e incluso provincias”, explica Tere Pece, portavoz de los ambulantes de antigüedades.

Y reconoce que la acogida por parte del público pontevedrés ha sido muy buena. Quizá el buen tiempo también contribuyó, pero el caso es que ayer por la mañana la afluencia fue interesante.

No estaban todavía todos los puestos que disponen del carné expedido por el Concello de Pontevedra que les permite la venta en dicha feria cada domingo, alrededor de 40, sino la mitad, una veintena.

Cada mesa, en la que se exhiben los artículos, antigüedades o objetos “vintage”, ofrece a los clientes gel hidroalcohólico para darles más seguridad a la hora de comprar. “Está claro que la gente si no puede tocar las cosas, no compra”, apunta una vendedora. Algo entendible cuando se trata de productos de segunda mano en su mayoría.

Entre puesto y puesto deben respetar los dos metros de distancia a lo largo, mientras que cada fila debe guardar seis metros con la de enfrente, para facilitar el tránsito.

Tere Pece reconoce que cuando en la Plaza de Abastos hay actividad en el mercadillo se benefician, al igual que tanto ellos como sus clientes terminan consumiendo también en los locales del Mercado. Pura sinergia entre negocios. Ahora, con la hostelería cerrada, encargan para llevar.

Comida tradicional

“A Fervella”, restaurante de comida tradicional gallega, es uno de los que mantiene la actividad incluso en domingo en el Mercado.

Su propietaria, Marta Santiago dice que lo ha hecho “porque quería intentarlo, y porque si no dejas a tu clientela tirada”. Así, mantiene a sus clientes habituales en obras de la construcción, naves, etc... y también a los que normalmente disfrutaban del Gastroespazo.

Dan la opción de la entrega a domicilio a través de aplicaciones como Uber o Just Eat, pero explica que muchos de sus clientes prefieren que ellos mismos se lo entreguen o recogerlo.

Por su parte, el “Bar Plaza” decidió ayer reabrir también en domingo, “porque hay que intentarlo de alguna manera”, reconoce Leticia Fuentes.

Entre otros platos, su especialidad es la preparación del marisco que los clientes compran en el propio Mercado. “Estamos viviendo un momento muy complicado, esperemos que podamos reabrir pronto”, dice expresando el deseo de todo un sector.

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