El mercadillo de antigüedades de la calle Sierra regresó ayer para ofrecer sus artículos al público entre estrictas medidas de seguridad para frenar la expansión del coronavirus.
La reapertura, aunque ya había sido anunciada por la Concellería de Promoción Económica, pilló por sorpresa a buena parte de la ciudadanía, que se enteró al pasar por la zona casualmente. Otros, como los clientes más fieles, ya estaban al tanto y fueron de los primeros en acudir a este punto del casco histórico.
Ocurrió lo mismo con los propios vendedores, puesto que acudieron aproximadamente la mitad de los que suelen instalarse, unos 20 de cerca de 40.
Teresa Pece, que ejerce de portavoz de los vendedores, asegura que el de ayer fue uno de los domingos más duros de los últimos años, y eso que el mercadillo ya ha pasado por etapas que incluso lo han dejado al borde de la desaparición. "Hemos venido muy temprano, a primera hora, sobre las ocho de la mañana, para medir exactamente la separación entre los puestos, marcar la ruta que debían seguir los visitantes y colocar las cintas de seguridad", resume.
Y es que ahora, en esta feria, igual que en muchos otros recintos, hay que moverse en una dirección única, lo cual también ayuda a que el mercadilllo esté más ordenado.
Además de cintas rojas impidiendo el paso y vallas, hay numerosa cartelería que informa a la ciudadanía de cómo hacer un correcto uso de los puestos, así como líquido hidroalcohólico para desinfectarse las manos.
Uno de los carteles más completos advierte de que no se debe acudir en caso de tener síntomas compatibles con el Covid-19, como fiebre. También que las personas con movilidad reducida, incluidos los mayores, tendrán preferencia en todos los puestos.
Se debe circular siempre por la derecha manteniendo la distancia de seguridad de un metro y medio. Debe evitarse tocar los artículos expuestos a la venta salvo que realmente se tenga interés en ellos y el uso de la mascarilla es obligatorio.
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"Algo flojo"
Mariluz Puime, de Vigo, es una de las vendedoras habituales de este mercadillo dominical pontevedrés. Reconoce que estos últimos meses, debido al confinamiento, han sido muy difíciles y que el día de ayer "algo flojo". "Mucha gente no se enteró todavía de que volvíamos", apunta. Eso sí, agradece la colaboración del público con las medidas de seguridad exigidas: "todo el mundo las está respetando".
El ourensano Marcos Aparicio, por su parte, responsable de un puesto de discos de vinilo, indica que ha podido salir adelante estos meses gracias a la venta "online". Además, el pasado 14 de mayo ya abrió su tienda física. "En mi caso, no me esperaba tanta gente. Las ventas no han estado mal", confiesa satisfecho.
La próxima cita será el 28 de junio, en la calle Sierra, donde los vendedores de objetos curiosos y antigüedades volverán a citar a sus clientes de Pontevedra en horario de mañana.