La pericia de los agentes que integran la Brigada de la Policía Científica de la Comisaría Provincial de Pontevedra ha quedado demostrada, una vez más, tras la laboriosa investigación que ha permitido identificar el cadáver localizado el pasado 26 de enero en una nave industrial abandonada en la zona de Mollabao. Se trata de un indigente de origen turco de 42 años de edad. Los especialistas de la Comisaría de Pontevedra han logrado reconstruir literalmente las huellas dactilares del cadáver a pesar del mal estado en el que se encontraba, dado que se calcula que llevaba unos tres meses muerto.

Los hechos se remontan al 26 de enero cuando una persona que paseaba por la zona de Mollavao localizó este cadáver en avanzado estado de descomposición en la antigua fábrica de corcho, entre la autovía de Marín y las viejas instalaciones de Malvar. De inmediato se dirigieron al lugar varias patrullas de la Policía Nacional que, junto con los agentes de la Brigada de la Policía Científica llevaron a cabo una inspección ocular de la zona con la correspondiente recogida de vestigios.

Forense de Diana Quer

El cadáver, que aparecía momificado, fue trasladado a la Unidad de Antropología Forense del Hospital de Verín, en Ourense, en donde uno de los forenses especialista en el análisis de huesos y restos biológicos, Fernando Serrulla, (el mismo que realizó, por ejemplo, la autopsia al cuerpo de Diana Quer) realizó un estudio de los restos encontrados y concluyó que el cadáver no presentaba signos de violencia. Así las cosas, todavía quedaba por despejar una importante incógnita como era la identidad del fallecido.

Y es aquí donde el trabajo de los agentes de la policía científica de Pontevedra fue fundamental. A pesar del mal estado que presentaba el cadáver, los agentes utilizaron sus técnicas para lograr regenerar las huellas dactilares del fallecido con la que lograron identificarlo de manera rápida y precisa. Los agentes determinaron sin lugar a dudas que se trataba de este ciudadano de origen turco que estuvo un tiempo en prisión y que, tras obtener la libertad, pasó un tiempo en Pontevedra en donde se debería refugiar en las viejas naves industriales en las que se encontró su cuerpo sin vida.