Según el relato de la víctima, los años comenzaron en el primer año de carrera militar, cuando el denunciante empezó a sufrir los improperios e insultos de sus acosadores. Al comenzar el segundo curso en la Escuela Naval de Marín y comprobar que los cinco alumnos ahora denunciados continúan agraviándole, la víctima decidió acudir al Gabinete de Psicología de la institución militar sin dar cuenta de ello a sus superiores.

El motivo para no denunciar hasta ahora la situación era que -como describe el juzgado-, el joven "en un principio no veía esos actos como un acoso por parte de sus compañeros, sino que pensaba que eran problemas que él tenía por ser torpe".

Con ese argumento justificaría ante sí mismo en un principio lo que estaba pasando. Posteriormente, el alumno pensó que "tenía que aguantarse" y que no había nada que hacer más que resignarse. Así lo explica el Juzgado Militar en el auto que describe detalladamente el tipo de insultos que durante cinco largos años fue recibiendo este alumno y que publicó El Confidencial.