El BNG de Miguel Fernández Lores se convirtió ayer en la fuerza más votada, con diferencia, en Pontevedra. Con más de 17.000 votos (prácticamente igual que hace cuatro años, pese a que la participación fue bastante menor) y 12 concejales, Lores afronta su quinto mandato consecutivo, pero se queda a las puertas de la mayoría absoluta, frontera que marcan los 13 ediles. La corporación que regirá los destinos de Pontevedra hasta 2019 es la más plural de los últimos treinta años, con cinco formaciones representadas, toda vez que entran la Marea de Luís Rei, que logra dos puestos, y Ciudadanos, cuya cabeza de lista, María Rey, también obtiene acta. Ambos sumaron casi 5.300 votos, lo que supone el 14% de todas las papeletas, un resultado más que notable para dos partidos de nuevo cuño.

La del BNG es, en todo caso, su mayor victoria electoral en Pontevedra, al recibir el 43% de los votos, casi cuatro puntos más que hace cuatro años. y lograr ser la fuerza más votada no solo en cifras generales sino también en buena parte de las 105 mesas. Además, cobra mayor repercusión si se compara con la caída registrada por el PP de Jacobo Moreira, que pierde el 31% de los votos que obtuvieron los populares hace cuatro años y se queda en siete ediles, cuatro menos que entonces.

Agustín Fernández, al frente del PSOE, partía con unas previsiones nada optimistas, a la vista de las encuestas electorales, pero ha logrado mantener los tres concejales con los que llegaba a estas elecciones. El 11% de votos obtenidos por los socialistas en la jornada de ayer supone una pérdida de apenas el 19% de los apoyos de entonces y conserva la fidelidad de más de 4.000 pontevedreses. El propio Fernández no podía ocultar ayer su satisfacción al minimizar al máximo las pérdidas. Quien no revalida su puesto de concejal es María Biempica, la edil no adscrita que en su día abandonó el PP pero no la corporación. Los 723 votos reunidos por Todos por Pontevedra (menos del 2% del total), resultan insuficientes, como también ocurre con Pilar Dopazo al frente de Compromiso por Galicia y Carlos Maestro, de UPyD. Entre estos dos últimos apenas suman 583 papeletas.

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Un 40% de abstención

Otro de los datos destacados de la jornada en el municipio es la caída en la participación. El número de pontevedreses que acudieron ayer a las urnas fue de 40.112, lo que supone casi 4.100 menos que cuatro años atrás. El 32,62% de abstención de entonces se disparó ahora hasta casi el 40%. En cambio, los votos nulos y en blanco fueron muy similares a los de 2011, incluso por debajo, en especial en los blancos.

El panorama que se abre ahora en el Concello, con cinco fuerzas en la corporación municipal, no parece ofrecer dudas de que Lores revalidará la Alcaldía si bien todo apunta a que la intención de los nacionalistas es aparcar temporalmente posibles pactos y gobernar como la lista más votada. Sus 6.000 papeletas de ventaja sobre el PP y cuatro veces más que el PSOE, así como la Ley de Grandes Ciudades, le otorgan una cierta capacidad de maniobra, pero aún así se verán obligados a esgrimir "mano izquierda" para determinados asuntos. El propio Lores explicaba ayer, con el recuento aún caliente, su pretensión de "hablar con todos" pero también repitió a lo largo de la campaña que veía "muy difícil" cerrar hipotéticos acuerdos de gobernabilidad con algún posible aliado, ante las discrepancias evidenciadas. Aunque un pacto PP-PSOE-Marea-C´s se antoja muy difícil para desbancar al BNG durante todo el mandato, sí es más factible esa unidad para echar abajo algunas de las propuestas que se lleven a los plenos. Asuntos como la planta de compostaje en Canicouva son un claro ejemplo. En la noche electoral de ayer ninguno de los candidatos adelantó posturas claras al respecto. Hasta la toma de posesión de la próxima corporación, el 13 de junio, quedan tres semanas en las que se perfilarán las preferencias de cada uno y la predisposición a pactar.