El polígono de Nantes se encuentra al borde de la autovía de O Salnés e incluso dispone de un enlace propio con esta infraestructura. Desde ella se aprecia en toda su extensión este desierto industrial, con calles asfaltadas pero sin empresas, ni farolas, ni papeleras. Alguna vez las hubo, pero los ladrones encontraron en filón en estos 650.000 metros cuadrados.

Uno de los últimos episodios se vive con los caros transformadores eléctricos del recinto. Con 18 de estos aparatos, los ladrones de cobre ya han asaltado al menos siete, ya que en su interior se esconden cientos de kilos de este apreciado metal.

Los propietarios creen que si se pone coto a estos desmanes y se rehabilitan las instalaciones, el parque tendría futuro "como el de Ponte Caldelas o el que acaban de abrir en Mos, por ejemplo". Sin embargo, los viales solo se utilizan para alguna práctica de conducción, cuando no para "rallies" más peligrosos, y las parcelas son aprovechadas por los cazadores para adiestrar a sus perros.

Según apuntan algunos de los dueños de las antiguas fincas, la zona sobre la que se levanta el polígono era una zona de caza en el pasado. Ahora no está habilitada para esa actividad, pero sí está señalada como zona de adiestramiento de perros de caza. Aseguran las fuentes consultadas que la Xunta recibió una petición en su día al respecto y al no estar recepcionadas las instalaciones, lo autorizó. No es extraño, por tanto, ver a cazadores por la zona entrenando a sus animales.

Nantes acoge, por tanto, cualquier actividad menos para la que fue creada: generar empleo empresarial.