La seriedad que caracterizó siempre el trabajo de Fernández Villamil no le impidió terciar, en un momento determinado, sobre la animada controversia que propició mil y una teorías sobre el origen del célebre loro Ravachol a lo largo del tiempo.

Ahondando en una relación de parentesco por proximidad, don Enrique expuso un buen día que Ravachol podría haber sido un pariente cercano de otro popular loro que era el rey de la magnífica residencia que doña Chanita, una señora muy conocida en la Pontevedra de su tiempo, tenía en la carretera de Marín.

Esa relación de parentesco también la hizo extensiva a otros dos estupendos ejemplares que hubo en la Casa del Arco, de los Muruais, y en la mansión de los Besada, en Poio.

Algún tiempo después, Filgueira Valverde se remontó más atrás y apuntó que Ravachol podría haber sido descendiente de un papagayo de América, que se salvó tras la derrota y el hundimiento de la flota franco-española en Rande.