Una confiada gallina acompañada de un tímido erizo y un despistado conejo. Fueron ayer las mascotas más piropeadas en la tradicional bendición en el día de San Antón Abad, patrón de los animales.

Con esas tres mascotas, numerosos perros, en su mayoría de talla pequeña, cuyos dueños participaron en la ceremonia religiosa que encabezó el párroco de San José de Campolongo, José Recuna.

Éste fue uno de los muchos asistentes que no pudo evitar la sonrisa al comprobar la sorpresa de los perros al recibir el agua bendita o, en otros casos, su interés por los movimientos del sacerdote.

En el día de San Antón Abad, los propietarios de mascotas ruegan para que tengan buena salud o, en otros casos, para que las futuras camadas salgan adelante sin complicaciones. También para que se porten bien, una petición reiterada por muchos dueños que reconocen mimar en exceso a los "dueños" de la casa.

Año a año, la bendición en el día de San Antón Abad gana participantes y aunque acuden diversos tipos de mascotas los perros continúan siendo la especie más presente.

Otros propietarios, en este caso de animales de granja, optaron por acudir a alguno de los oficios religiosos celebrados a lo largo de la jornada para pedir al santo por la protección de sus cabañas.

Se trata de una jornada en la que distintas iglesias de la comarca recuerdan que San Antón Abad, considerado el primer monje, renunció a ser un rico heredero tras conocer las palabras de Jesús "Si quieres ser perfecto, ve y vende todo cuanto tienes y dalo a los pobres...".

Así, la celebración de San Antón Abad fue una oportunidad para reivindicar un mundo más cercano a las personas que sufren pobreza u otras necesidades. Y es que, como predicó San Francisco de Asís, "si existen hombres que excluyen a cualquiera de las criaturas de Dios del amparo de la compasión y la misericordia, existirán hombres que tratarán a sus hermanos de la misma manera".