Una extraña mezcla entre ilusión e incertidumbre era el sentir general de las mariscadoras de Placeres. Un lustro después volvieron a trabajar en el banco para extracción del molusco destinado a consumo en fresco. Desde el principio apoyaron la iniciativa que arrancó ayer en Aldán, pero las dudas surgen de cómo será la respuesta del mercado. Algo para lo que habrá que esperar casi una semana, tiempo durante el que se depurará los más de 1.500 kilos de bivalvos recogidos ayer por la mañana y tras el que se iniciará la venta.

Aun con el escepticismo sobre cuál será la evolución del consumo, lo cierto es que el colectivo ha depositado sus esperanzas en esta batea de reinstalación para atajar la constante reducción de trabajadoras en el sector durante las últimos cinco años. La última vez que se pudo faenar en la zona C de este arenal eran más de 500 las mariscadoras. Ahora quedan en torno a unas 300.

"Con la gente que éramos, esto era más o menos lo que esperábamos recolectar", indicaba ayer la patrona de la Confraría de Pescadores de Lourizán, colectivo que junto al de Raxó y San Telmo explotan esta zona. María del Carmen Vázquez, durante un breve descanso en el proceso de criba y pesaje del molusco (almeja japónica y fina), recuerda que "desde el primer momento" se apoyó esta idea con la que se posibilita el desbloqueo de la mitad del banco marisquero. "Ahora tenemos que ver cómo responden los compradores, que tienen que saber que este producto está totalmente controlado y tiene garantías totales", indicaba ayer la responsable de esta agrupación.

Dudas sobre la venta

De todos modos, se muestra consciente de que "enero no es el mejor mes" para la venta de marisco y su valorización en el mercado. Por tanto, tampoco considera que lo que ocurra con las ventas en estas primeras semanas pueda resultar representativo y que será necesario más tiempo para evaluar cuál es la acogida por parte del consumidor.

El calendario para la extracción incluye dos jornadas mensuales y se confía en que si se mantienen en el tiempo el sector frene su caída para tratar de recuperar cifras similares en cuando a empleos existentes hace solo unos años. En este primer día de vuelta a la zona C de Placeres las trabajadoras tuvieron que hacer frente a una mañana especialmente gélida y de bajas temperaturas.

A continuación y tras cruzar la pasarela que une, salvando la autovía Pontevedra-Marín, el banco de la sede de la cofradía, se realizó la criba, pesado y colocación de los moluscos en los dispositivos que luego se engancharon a la batea. En cada una de las "jaulas" que se acoplan a esa instalación se colocan 60 bandejas de molusco. Cada una de ellas pesa 10 kilos, por lo que ayer fueron algo más de 150 las que se llenaron en este regreso a la zona que hasta ahora estaba vedada. La expectación existente sobre el procedimiento que se acaba de poner en marcha llevó a algunas de las mariscadoras a desplazarse a Aldán para comprobar cómo es la última parte del proceso, en el que un bateeiro coloca los armazones metálicos bajo la batea para proceder a su depuración de forma prácticamente natural.