De los siete principales ríos de la comarca que desembocan en la cuenca de Galicia-Costa, al menos tres de ellos (Lérez, Umia y Verdugo), presentan tramos catalogados como "malos" por Augas de Galicia debido a la presencia de diversos metales, en especial plomo y mercurio, sustancias que también se detectan en las presas de Caldas y de Pontillón de Castro, por lo que reciben sus respectivos "suspensos". Así se pone de manifiesto en el Plan Hidrolóxico de Galicia-Costa que elabora la Xunta y que ya cuenta con un documento completo de análisis de las masas de agua de todo el litoral atlántico.

En ese resumen se detalla que ríos como el Almofrei, el Oitavén y el Loira presentan un estado "bueno", pero no se puede decir lo mismo de varios tramos del Lérez y el Umia, que reciben el calificativo de "malo" en sus tramos más urbanos, además de en sus respectivas desembocaduras.

En el capítulo titulado como "diagnóstico del cumplimiento de objetivos ambientales en las masas de agua", se especifica la "salud" de todos los ríos y embalses de la cuenca estudiada. El documento indica que en el embalse de Caldas se alerta de la existencia de "amonio total", de modo que su estado es "peor que bueno", una categoría que también reciben dos tramos del río Umia, ya que además de aquella sustancia, también se cita el "fósforo total" y el mercurio. El río Lérez, por su parte, presenta tres de sus cuatro tramos analizados como "bueno o mejor", pero, en cambio, el sector más próximo a la desembocadura es "peor que bueno" porque hay fósforo total y plomo.

En otro capítulo denominado "diagnóstico del cumplimiento de los objetivos ambientales en las masas de agua de transición", es decir, en las desembocaduras de los ríos, se advierte de la presencia de mercurio tanto en el Lérez como en el Umia. Este mismo metal aparece frente a las costas de Marín., mientras que en su puerto, el Plan Hidrolóxico hace referencia a "tributilestaño y TBT", de modo que todas estas masas de agua mantienen la categoría de "peor que buenas".

En el caso del río Verdugo, que entre otros lugares atraviesa Ponte Caldelas y desemboca en Pontesampaio, el informe considera " bueno o mejor" el estado de tres de sus tramos, pero el cuarto no alcanza el aprobado al detectar la presencia de zinc.

Otros ríos

En el resto de ríos analizados se pone de manifiesto su buena salud. Así es el caso del río Cortes (denominación que utiliza Augas de Galicia para la corriente fluvial que baja del embalse del Pontillón). También destaca el buen estado del Lérez en sus tramos más altos, pese a que en algún caso se alerta de su alteración por la presencia de minicentrales. Los ríos Almofrei y Loira tampoco presentan deficiencias ecológicas destacadas, igual que el Oitavén.

No obstante, este buen estado ambiental no significa que los ríos presenten una situación natural óptima, ya que en muchos casos se observa una modificación o alteración de sus cauces. En estudio incorporado al Plan Hidrolóxico detalla, como casos más destacados de estas modificaciones, los embalses del Pontillón y de Caldas, donde "resulta evidente la alteración sustancial de la naturaleza de la masa de agua" debidos a sus respectivas presas. Pero también se localizan deficiencias de este tipo en los ríos Verdugo, Lérez (por presas y diques de encauzamiento), Umia (en su caso por la sucesión de alteraciones físicas) y Cortés, una "masa de agua de 5,5 kilómetros aproximadamente hasta su confluencia con el Rego de Granda, aguas abajo del embalse de Pontillón de Castro" y que se verá afectada por la regulación del embalse para abastecimiento". En el caso del tramo final del río Lérez, desde Monte Porreiro hasta Placeres, el documento de Augas de Galicia indica que "la masa de agua, de 305,95 hectáreas de superficie y con un perímetro de 22,56 kilómetros, está modificada en un 30,41% por diques de encauzamiento". A su vez, las 160 hectáreas de agua frente a Marín "están muy modificadas por la presencia del Puerto".