Es el símbolo del Carnaval pontevedrés por antonomasia y ayer llegó a la ciudad, encarnado en un obrero de la construcción con “muchos años de trabajo a cuestas” para enterarse, con gran disgusto, que la jubilación se le aleja, que aún le quedan otros dos años más en el andamio.

A pesar de la mala noticia, vestido con su funda, sus arneses y su casco (no hay que descuidar en ningún momento la seguridad) acudió sin perder un momento a la botica de Perfecto Feijóo, su casa desde hace un siglo, para saludar y mostrar su respeto.

Hombres y mujeres vestidos de época - integrantes del Grupo Foula- recreaban el establecimiento de la plaza de A Peregrina en donde, según cuenta la leyenda, el loro Ravachol avisaba a su dueño cuando llegaban sus clientes y aprendía de ellos comentarios pícaros que repetía no siempre en el momento más oportuno.

El paso de los años ha hecho de Ravcahol un animal menos pícaro pero mucho más conocido por propios y extraños, lo que explica que los pontevedreses esperen con expectación su arribada. Cada año asume una personalidad, bien a modo de crítica, de chanza o para invitar a una reflexión, eso sí, sin olvidar que es Carnaval y que el objetivo primero y último es la diversión.

Sin ningún pudor se “viste” a la puerta de la botica de Don Perfecto, ante los numerosos ciudadanos de todas las edades que acuden a recibirlo y que esperan pacientemente a que esté presentable para rendirle su particular pleitesía.

Las dimensiones de Ravachol -mide 2,47 metros de altura y pesa aproximadamente 210 kilogramos - dan una idea del enorme trabajo que supone su confección. En esta ocasión ha sido la Asociación Recreativa de Xeve la encargada de dar vida al emblemático loro para lo cual utilizaron más de 20.000 plumas, según los datos “biográficos” aportados ayer por la concejala de Fiestas, Anxos Riveiro.

El cansancio del viaje obligó ayer al loro Ravachol a retirarse pronto a sus aposentos. Pero hoy volverá a salir para sumarse al Carnaval, razón por la que cada año recala por estas fechas en la ciudad.

Goloso como pocos, estará presente en el Concurso de Filloas que se celebra en el centro Vialia-Renfe, a partir de las 16.30 horas y mañana acudirá al Pazo da Cultura para asistir a la segunda eliminatorio del XX Concurso de Murgas, el epicentro satírico de la ciudad en estos días de Carnaval.

Consciente de que está un poco mayor y algo cansado de su larga vida laboral, Ravachol decidirá si acude o no a otras citas hasta el sábado, día en el que Pontevedra dice adiós al Entroido-2011. Será un día más tarde de lo habitual debido a los cambios introducidos este año, a petición de las comparsas y grupos que participan activamente de la fiesta, que incluye veinticuatro horas más de Carnaval.

Algunos agoreros temen que esta prolongación añada excesos al ya excesivo Entroido y que pueda afectar al loro Ravachol por lo que se han puesto manos a la obra para preparar todo ante un fatal desenlace.

Entierro previsto

Si los malos augurios se cumplen, los organizadores del Carnaval han previsto citar a todos los pontevedreses -a los que piden por favor que acudan de riguroso luto - en la plaza de A Verdura, a las seis de la tarde.

Allí se velará el cuerpo del loro Ravachol durante tres horas. A las nueve saldrá el cortejo fúnebre para recorrer las calles San Román, Ferrería, Antonio Odriozola, Soportais, Manuel Quiroga, Princesa, Isabel II, Real, Sarmiento, Pasantería y plaza de A Ferrería.

Ya en este lugar se procederá la incineración del loro. Un sentido espectáculo necrológico acompañará el adiós.