Quizás no sea lo más ecológico del mundo, pero sí resulta práctico. Al menos así se puso de manifiesto ayer en la visita que el alcalde, Miguel Fernández Lores, realizó a las últimas obras de ajardinamiento de ese amplio espacio verde. Una pequeña red de senderos, de algo más de un metro de ancho, surca esos 9.000 metros cuadrados, pero al contrario que en otros paseos de este tipo, donde se suele utilizar gravilla, zahorra u otros materiales naturales, en este caso se ha optado por el asfalto, o aglomerado, aunque con la particularidad de que está coloreado en tonos ocres.

El alcalde quiso subrayar los efectos positivos de este material, especialmente en cuanto al abaratamiento de su conservación y la minimización de los efectos que causan las lluvias y las escorrentías de agua en paseos más tradicionales. De hecho, Lores no descarta aplicar este material "antierosión" en otros puntos.

Durante la visita de ayer, se pudo comprobar, en todo caso, que el parque aún necesita algún retoque, como asegurar los bancos e instalar papeleras. En el futuro se plantarán más árboles. Asimismo, Lores apostó por el "tirón" que ejerce la nueva sede de la Xunta, con mil funcionarios, y la futura delegación de la Agencia Tributaria, aún en obras, para dinamizar la actividad comercial en el entorno del antiguo cuartel de Campolongo. Según sus previsiones, además de la Jefatura provincial de Tráfico y una oficina de Caixanova, en ese entorno se instalarán varias gestorías, dada la cercanía de estos centros oficiales. De hecho, los bloques de viviendas ampliaron en su día el espacio para oficinas ante esta previsible demanda, favorecida además por el descenso en el ritmo de viviendas.