Los últimos accidentes de tráfico que se han producido en las carreteras de acceso al cuartel de la Brilat de Figueirido han devuelto a la actualidad el estado en el que se encuentra este vial que da servicio también a los vecinos de Vilaboa y Salcedo, en Pontevedra. En las últimas semanas han sido varios los siniestros en estos viales, el último de ellos el pasado lunes.

Afortunadamente, todos ellos son bastante aparatosos pero por el momento no hay que lamentar daños personales graves. Sin embargo, Ramón López, presidente de la Asociación de Vecinos Campo da Porta de Salcedo, se sorprende “de que todavía non houbese ningunha desgracia”.

“Falta de protección”

López describe la carretera que sube la cuartel de Figueirido desde Salcedo como un vial “pésimo” , con una “total falta de protección” tanto para los peatones como para los propios conductores, ya que no hay ni arcenes ni ningún tipo de biondas que amortigüe las salidas de vía. En la última de ellas, el lunes, un coche acabó en un eucaliptal al parecer tras un desfallecimiento del conductor.

Unas condiciones que provocan que dicha carretera se convierta en una trampa, sobre todo si a esto se le une, como recuerda Ramón López, que la mayoría de sus usuarios son los militares de la base de la Brilat, “moitos deles xente nova con coches de alta cilindrada”.

En el mismo sentido se manifiesta David Suárez, portavoz de los vecinos de Postemirón, en Vilaboa, aunque reconoce que, pese a que son sus principales usuarios, no sólo los militares son los que circulan a toda velocidad por esta carretera.

Al mal estado del firme, la ausencia de arcenes y de biondas, Suárez añade el hecho de que apenas haya señalización en la zona. Apenas una señal recuerda el límite de velocidad de 40 kilómetros horas en uno de los tramos en el resto casi es un misterio.

Desde hace tiempo vienen pidiendo mejoras en la carretera, tanto de seguridad, como bandas sonoras para reducir la velocidad. El principal problema, recuerdan los vecinos de Postemirón, es que “a Diputación non se quere facer cargo de esta carretera”. El conflicto por la titularidad de la carretera provoca que también su mantenimiento esté en el aire, quizá, recuerdan los vecinos, hasta que se produzca un accidente más grave.

Muros sin reconstruir

Una visita a Salcedo basta para comprobar que los vecinos están cansados de la situación. Caminar por el lugar de Carballo do Pazo no es posible sin invadir la calzada por la que el tráfico de coches es constante. En la mayoría de los muros de cierre de casas y fincas se pueden observar todavía las cicatrices que deja las múltiples reparaciones que es necesario realizar a causa de los accidentes. El cansancio es tal que algunos de los propietarios renuncian a reconstruir las paredes derribadas por los coches. “En aquella casa le tiraron tres veces el muro y el dueño ya no lo levanta”, dice un vecino. Otros cuentan con pólizas para que sean las aseguradoras las que se hagan cargo de las reparaciones.