Los 25 empleados que componen la plantilla de Burger King en Pontevedra se verán afectados por un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) temporal. La medida se plantea como una reducción de gastos para la sociedad que explota la marca mientras espera por la licencia para poder reabrir. Mientras, el Concello exhorta a los responsables de ésta a que acometa las dos reformas solicitadas para expedir el permiso.

Administración y restaurante se echan las culpas mutuamente de que las instalaciones, situadas en la Plaza de Curros Enríquez, permanezcan precintadas apenas unas semanas después de su inauguración. Así, en Burger King culpan a “la burocracia” de la actual situación. Por su parte, desde el gobierno municipal aseguran que la solución “está en el tejado de la empresa”.

Lo que parece claro es que hasta que no se produzca la reapertura los asalariados se verán afectados por un documento que se presenta hoy o el lunes ante la autoridad laboral para que se proceda a la autorización. “Estamos absolutamente a merced de los funcionarios y no puede ser que se pida la licencia el 9 de octubre y que las alegaciones lleguen el 16 de febrero”, critican desde la parte empresarial.

El Burger King de Pontevedra lo promueve la sociedad coruñesa Amofre, con dos franquicias en la ciudad herculina y otra en Vigo. “Esta lentitud y obstáculos sólo los han puesto en Pontevedra, en las otras ciudades únicamente hemos recibido apoyo por parte de las administraciones, porque saben que es una fuente de generación de empleo”, agregan. Asimismo advierten de que este ERE de 25 empleados podría tener repercusiones sobre la plantilla de 70 contratados de la sociedad, “puesto que las cuentas son únicas para todos los restaurantes”.

También se indica que este ERE se toma ahora “después de haber perdido miles de euros durante los días que el establecimiento permanece cerrado”. Del mismo modo se puntualiza que al principio no se acordó nada “porque se pensaba que la resolución del problema llegaría en breve”.

Vinilos inapropiados

Las explicaciones que dan desde el Concello de Pontevedra a esta demora culpan de la situación a la empresa. El gobierno municipal le ha exigido al menos dos modificaciones. La primera es que retire los vinilos rojos de las ventanas al incumplir la normativa del Peprica, el plan urbanístico que atañe al casco antiguo.

Otro de los requisitos que se le plantean para tramitar el permiso de apertura es el de que habilite un sistema propio de residuos ante la elevada cantidad que genera, esgrimen desde el consistorio. “En cuanto cumplan todo esto se dará licencia al Burger King sin ningún problema”, afirma un portavoz del Ayuntamiento.