Las mujeres son mayoría en el campus, pero solo ocupan una de cada cuatro cátedras

Apenas representan el 25% en lo más alto del escalafón académico, pese a que copan las plazas de la carrera investigadora

Beatriz Cancho, Susana Reboreda, Nieves Lorenzo, Inés Álvarez, Teresa de Castro y Elena Martínez.

Beatriz Cancho, Susana Reboreda, Nieves Lorenzo, Inés Álvarez, Teresa de Castro y Elena Martínez. / Iñaki Osorio

Las mujeres son mayoría en el campus de Ourense, y no solo en los estudios de grado, donde representan el 57% de la matrícula frente a los hombres, sino también en la especialización y la carrera científica, donde la brecha de género se amplía. Las alumnas mujeres son el 60% en títulos de máster y el 70% en programas de doctorado. Sin embargo, su trayectoria ascendente se frena antes de llegar a lo más alto del escalafón y la proporción se invierte drásticamente cuando llega el momento de alcanzar la cumbre de la carrera académica: el puesto de funcionario catedrático.

En Ourense, solo una de cada cuatro plazas está ocupada por una mujer, pese a que su representación es mayor a lo largo de la carrera científica. Con datos de 2022, únicamente 9 de las 35 cátedras del campus están en manos de mujeres, el 25%. Sin embargo, son amplia mayoría entre el alumnado que se preparara para obtener el título de doctor. De los 301 estudiantes matriculados en alguno de los programas que se imparten en el campus de Ourense, 178 son mujeres, siete de cada diez. En estudios de máster, 259 de las 432 matrículas este curso son femeninas.

Estas cifras extraídas de la propia UVigo se corresponden con los datos generales de la Universidad en España y coinciden con los resultados del informe “Científicas en Cifras 2023”, elaborado por el Ministerio de Ciencia: la brecha de género es enorme en la categoría más alta y no es algo aislado.

El efecto tijera

María Lameiras, profesora del área de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la UVigo, logró su cátedra el 8 de marzo –Día internacional de la mujer– de 2019, convirtiéndose en la primera mujer catedrática de España en esta área. Esta docente, que es la primera y única catedrática de la Facultad de Educación y Trabajo Social de Ourense, pone nombre a este fenómeno que deja atrás a las mujeres: el efecto tijera.

“A la Universidad llegan más chicas y acaban el grado, pero cuando continuamos la trayectoria, ellos consiguen quedarse más y muy desproporcionadamente en lo más alto, que es el puesto de catedrático”, apunta Lameiras. “Y no se puede decir que es porque estudian menos y es menos probable que lleguen porque no es verdad, acaban con mejores expedientes, pero después son ‘expulsadas’ del sistemas de muchas maneras”, añade, para referirse a un “fuerza centrífuga ejercida en ellas y centrípeta en ellos, aunque no siempre sean los más brillantes”.

"Hay muchas formas de desincentivar y colapsar la motivación de las mujeres”

María Lameiras

— Catedrática de Psicología

María Lameiras apunta a los estereotipos de género, “tanto en su forma más hostil y abierta que se mantiene en la sociedad, como a través de formas sutiles y menos explícitas de ejercer esa influencia centrípeta en la vida académica. A veces no es tan evidente, pero hay muchas formas de desincentivar y colapsar la motivación de las mujeres”, afirma.

La carga sobre las mujeres de los cuidados y toda la intendencia que esto conlleva es el argumento “evidente” para explicar que ellas lleguen menos a los puestos más altos, expone Lameiras, pero además, añade, “estamos educando con un sentido de la ambición muy diferente, se desincentiva el ascenso en las mujeres porque se considera que no es algo muy femenino, y se canaliza la motivación hacia que haga bien su trabajo y se lleve bien con sus compañeros, pero no hacia llegar a las cotas más altas; las mujeres estamos muy sometidas a unas cadenas que nos limitan y el techo de cristal existe”, afirma.

En su caso, siempre tuvo muy claro que su meta era la cátedra: “Mis padres me transmitieron claramente que no podía consentir que mis ambiciones estuvieran coartadas por mi identidad como mujer, y si el lugar más alto era la cátedra, ahí quise llegar”.

Lameiras también se muestra tajante cuando mira al futuro y rechaza el argumento de que acabar con la desigualdad es cuestión de tiempo. “Es una trampa. Eso se podría decir cuando yo empecé, pero en 2024 ya ha llegado el tiempo, ya hay muchas profesoras titulares entonces ¿por qué no tenemos un número equitativo de catedráticas? Es una cuestión de estructura sexista y de esterotipos de género que condicionan la trayectoria e intereses de las mujeres”, apunta y concluye que “no es la espera pasiva sino la intervención activa la que cambiará esta situación para que las mujeres, con sus excelentes currículos acaben en la categoría de catedrática”.

Primera y única catedrática de Historia Antigua en Galicia

Susana Reboreda tiene una amplia trayectoria de gestión en la UVigo y actualmente es vicerrectora de Extensión Universitaria. Es una de las catedráticas más recientes del campus de Ourense, ya que tomó posesión el pasado mes de enero. Es la primera y única catedrática de Historia Antigua en Galicia y el día de la oposición, en noviembre de 2023, “tenía muy claro que me merecía ser catedrática”, afirma. Llegar a este punto, añade, “supone recorrer un largo camino, una carrera de fondo porque es el puesto académico más alto que puedes conseguir y hay que trabajar, pero la recompensa es maravillosa porque sientes que llegas a la meta”.

"Las mujeres asumimos muchas más responsabilidades que los hombres, que nos impiden ser más productivas”

Susana Reboreda

— Catedrática de Historia Antigua

Es el techo de cristal el que ensombrece la satisfacción personal. “Indudablemente, tenemos un techo que no viene dado porque haya normas diferentes para hombres y mujeres en la condición de la cátedra, simplemente las mujeres asumimos muchas más responsabilidades que los hombres, que nos impiden ser más productivas”, señala Reboreda, y recuerda que hasta hace poco para ser rector había que ser catedrático, de ahí que la cifra de mujeres rectoras sea tan baja en el conjunto de España (una veintena), y en Galicia no ha habido ninguna. “No sucede lo mismo con la responsabilidad de vicerrectorados, yo soy vicerrectora y en nuestro equipo somos 9 mujeres y 4 hombres, incluido el rector”, apunta

El grupo de catedráticas junto a la escultura dedicada a la igualdad, en el campus de Ourense.

El grupo de catedráticas junto a la escultura dedicada a la igualdad, en el campus de Ourense. / Iñaki Osorio

Los cuidados y la carga que asumen las mujeres en todas las facetas de su vida limitan su proyección profesional y como ejemplo de esto, Susana Reboreda detalla que la producción científica en la UVigo aumentó durante la pandemia porque había más tiempo para ello. “Pero la producción que aumentó fue principalmente la de los hombres, porque las mujeres se encargaron directamente de todas las cuestiones que había que ‘cuidar’ en la casa, donde se reunía toda la familia con necesidades diversas”.

Una discriminación estructural

Laura Carballo, decana de Relaciones Internacionales y catedrática de Derecho Internacional Privado constata la existencia del techo de cristal “en todas las profesiones, incluso las más feminizadas, porque la discriminación de género es estructural”, señala. Sostiene que en la Universidad también hay desigualdad, aunque ahora se presta más atención a la conciliación, “pero estamos muy lejos de alcanzar la mínima equivalencia”. El escalafón profesional, añade, “es muy competitivo con muy pocos recursos, y compaginarlo con la familia y otras cargas es muy complejo. Además exige una autoestima alta y aquí no estamos preparadas para ocupar el centro del patio del colegio”, señala, en alusión a estudios que revelan que los niños copan el 85% del espacio de juego mientras las niñas se quedan en las esquinas. En general, afirma Laura Carballo, “ocupar el ágora, la zona pública, es algo que a las mujeres todavía les cuesta. Y cuando lo hacen enseguida son tachadas de extremadamente ambiciosas o oportunistas”.

“Ocupar el ágora, la zona pública, es algo que a las mujeres todavía les cuesta. Y cuando lo hacen enseguida son tachadas de extremadamente ambiciosas o oportunistas”

Además, esta catedrática indica que determinados cargos, en la Universidad, “exigen contar con un apoyo y una ambición que no casan con la conciliación”, y habla de “prejuicios de género” que todavía están presentes y frenan el necesario paso adelante de las mujeres. “Afortunadamente, estas posturas están cambiando”, concluye.

La otra cara de la paridad

La conciliación es también el obstáculo que aprecia Nieves Lorenzo, directora de la Escuela de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio y catedrática de Física de la Tierra, reconoce que el camino es difícil: “Creo que estamos yendo en la buena dirección, pero aun falta mucho por hacer. Es importante que las mujeres lleguen a puestos de dirección pero en sectores muy masculinizados es difícil romper la tradición de tantos años”. Últimamente, añade, “se han tomado medidas que han ayudado a mermar esa brecha entre la carrera investigadora de un hombre y la de una mujer, como la prolongación de contratos de investigación si ha habido una baja maternal, pero siguen siendo insuficientes. Se pide paridad en los tribunales de plazas de profesorado, pero esto no siempre es lo mejor, ya que las pocas mujeres que logran ser catedráticas se ven abocadas a formar parte de un mayor número de tribunales que sus compañeros varones”.

"Es importante que las mujeres lleguen a puestos de dirección pero en sectores muy masculinizados es difícil romper la tradición de tantos años”

Nieves Lorenzo

— Catedrática de Física de la Tierra

Elena Martínez, catedrática del área de Nutrición y Bromatología, menciona también los problemas de conciliación, y “otros motivos como la existencia de grupos de investigación con estructuras piramidales, donde a pesar de que las investigadoras dirijan sus propias líneas no tienen la visibilidad que les corresponde”. Poco a poco “y, gracias a nuestro empeño”, añade, “están empezando a cambiar las cosas. Hasta hace muy poco tiempo, las bajas por maternidad no figuraban en la solicitud de proyectos y ahora sí. Son pequeños pasos que se van dando, pero todavía las mujeres siguen sin participar de forma plena e igualitaria en la toma de decisiones”.

"Las mujeres siguen sin participar de forma plena e igualitaria en la toma de decisiones”

Elena Martínez

— Catedrática de Nutrición

La educación desde la base, coinciden, es clave en el camino hacia la igualdad.

“Cada vez más, un mayor número de mujeres están liderando los grupos de investigación"

Beatriz Cancho

— Catedrática de Nutrición

También catedrática de Nutrición, Beatriz Cancho, sostiene que, “en ocasiones, los modelos tradicionales de liderazgo de algunos grupos de investigación han contribuido a establecer este techo de cristal. La desigualdad, aunque persiste, se va reduciendo”, apunta. “Cada vez más, un mayor número de mujeres están liderando los grupos de investigación. Y, afortunadamente, las políticas de las universidades se están enfocando a promocionar medidas y políticas de conciliación. En la UVigo, por ejemplo, ya se han establecido medidas para que la maternidad no retrase las carreras de sus investigadoras”, concluye.

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