El PP resiste sin el baltarismo y DO logra un escaño, pero no será llave

Ascenso del BNG, que pasa de tres a cuatro diputados

El PSOE, gran derrotado en la provincia, se queda con un único representante

El PP gana en 87 de 92 concellos

El PP de Ourense, de celebración

El PP de Ourense, de celebración / Iñaki Osorio

Todos los focos apuntaban a Democracia Ourensana, pero la noche electoral fue para Alfonso Rueda. La mayoría absoluta del PP robó al partido de Gonzalo Pérez Jácome la posibilidad de ser llave del nuevo gobierno de la Xunta, el mantra sobre el que pivotó su campaña electoral. La formación amarilla entra en el Parlamento de Galicia con un diputado, pero su representación no será decisiva.

La clara victoria en la provincia de Ourense, en la que se reparten 14 escaños, fue para el Partido Popular, que se mantiene con ocho diputados y gana en 87 de los 92 concellos. Un triunfo que es también un éxito para Luis Menor, que tomó las riendas del partido provincial tras la dimisión de Manuel Baltar por el escándalo de la multa de velocidad que lo apartó de la primera línea y puso fin a tres décadas de baltarismo.

El PP, con Elena Rivo como cabeza de lista, bajó en porcentaje de voto respecto a las elecciones autonómicas de 2020, pero mantiene la misma representación con ocho diputados en el Parlamento. El BNG, que ya ganó apoyos en las pasadas municipales al pasar de uno a tres concejales, sube también en estas elecciones. La lista liderada por Noa Presas consigue cuatro diputados, uno más que en la anterior convocatoria, y un incremento en el porcentaje de votos por encima de cinco puntos.

El gran derrotado del 18-J es el PSdG, que baja de tres escaños a uno. La candidatura, encabezada por Carmen Rodríguez Dacosta, no logró convencer a su electorado y perdió más de siete puntos en porcentaje de voto. Papeletas que se repartieron entre los nacionalistas y el partido de Jácome, Democracia Ourensana, que entra por primera vez en el Parlamento de Galicia con un diputado.

La lista de DO, encabezada por Armando Ojea, logró 14.933 votos y un respaldo del 8,78%, suficiente para lograr representación, aunque sin opciones para lograr los objetivos que se proponía Jácome: ser decisivo en el gobierno de la Xunta para que Ourense dejase de ser “la cenicienta de Galicia”.

Este es el resultado de una jornada electoral de altísima participación: un 68,93% del electorado depositó su papeleta, un 25,02% más que en las anteriores elecciones gallegas, celebradas en 2020, con las restricciones de la pandemia.

El PP, gran vencedor de la noche electoral, se impuso logrando casi la mitad de los votos. Con el 98,51% escrutado, los ‘populares’ sumaban 84.906 papeletas, el 49,96%, tres puntos por debajo del 53,09% de hace cuatro años, pero suficiente para mantener los ocho diputados.

El BNG, en claro ascenso, refuerza su posición como la segunda lista más votada en la provincia en clave autonómica, pero esta vez a gran distancia de los socialistas, con los que había mantenido una posición bastante igualada en la cita de 2020 (apenas 333 votos de diferencia), cuando ambas formaciones lograron tres diputados cada una.

En esta ocasión, los nacionalistas toman ventaja y logran un 25,37% de los votos en la provincia, 43.122 papeletas, lo que supone una subida del 5,47 puntos.

Entre el BNG y el PSOE, que registra sus peores datos, hay ahora una diferencia de 22.020 votos. Los socialistas caen de casi el 20% del respaldo que obtuvieron en 2020 al 12,41%, un 7,28% menos.

Democracia Ourensana, que no se presentó a las autonómicas en 2020 como parte del pacto de gobierno que firmó con el PP tras las municipales de 2019, regresó al tablero del juego este 18-F logrando un 8,78% de los votos en la provincia (14.933 papeletas) y un escaño en el Parlamento.

Ourense ciudad es la principal fuente de apoyos para DO, pero no la única, más de cinco mil papeletas proceden del resto de la provincia. En As Burgas, el partido de Jácome logró 9.876 votos y es la tercera fuerza con un 18% de los votos, por delante del PSOE, que cayó un 9% respecto a 2020. El PP también gana en la capital, pero con un 6,7% menos de apoyos que en la cita anterior. El BNG sube y logra el 27,5%.

El granero de votos del "sentidiño"

A las 19.30 horas un meteorito pasó por el cielo de la provincia de Ourense. Se vio en Carballiño, también en O Irixo y en la capital ourensana. Una bola de fuego que parecía el preámbulo de lo que pasaría una hora después en las elecciones gallegas y un destello de lo que podría haber pasado. ¿Quién sabe? Las elecciones gallegas certificaron que Luis Menor soportó el reto que le lanzó su jefe, Alfonso Rueda, en el mitin de cierre de campaña en Os Remedios y ante más de 4.000 personas. Nada fácil recoger el guante. Casi igualar los resultados de un Manuel Baltar en elecciones generales y autonómicas donde la mitad de los ourensanos optaban por el PP (49%- 50%). Minutos antes, Rueda tendió la mano a Baltar y a sus logros electorales. Lo hizo como quien no lo quiere hacer, casi a regañadientes y con una mirada de soslayo, mientras Manuel aplaudía con ímpetu y sabiendo que la verdad no se podía negar. El granero de votos del PPdeG no falló en la primera mayoría absoluta de Rueda. Aquellas palabras visibilizaron la fusión del baltarismo y la vía Santiago en un único partido, “Xuntos”, movilizaron a un electorado que no entiende de vías, sino de objetivos colectivos y este era mayúsculo, después de que el capitán del barco desembarcara en Madrid. Quién sabe si otros votantes de otros partidos también se subieron a la moto de Rueda o a la “Galicia que funciona”, tras la amnistía o el caos de la ciudad, donde los populares fueron primera fuerza por delante de BNG y DO, pese a bajar un 6%. 87 de 92 municipios fueron azules. Irrebatible victoria. El granero produjo como nunca, una vez más, en las elecciones “más abiertas”.

La provincia de Ourense es sinónimo de mapa azul, de triunfo popular y de una vertebración política arraigada de norte a sur y de oeste a este. De un sentimiento de pertenencia al “sentidiño”, a pesar de que algunos vean esperanza en los resultados y en un cambio, que de momento tiene que engordar un poco más. Ourense volvió a ser Ourense, esa despensa que afianza los grandes resultados de un PP, que se sobrepuso a la “crisis Baltar” y que presume de una transición “ejemplar” con Luis Menor.

La idiosincracia de una provincia que va unida, sin condiciones, a un partido, al margen de tendencias positivas que sean interpretables. Las urnas hablaron y lo hicieron de una manera incontestable, con un “efecto Remedios” . Otro reto de la campaña, recuperarlo para exhibir músculo. Ni “Agora”, ni “desta vai”, Ourense decidió ir “Xuntos” pola “Galicia que funciona”.