La pila de agua bendita es un altar del siglo II

La curiosidad por las leyendas de una decoradora, sumada el impulso de la asociación de Amigos do Patrimonio de Toén y la colaboración de expertos permiten documentar un ara al dios Júpiter, usada como pila de agua bendita en la capilla de San Fiz

Vecinas de San Fiz e integrantes de la asociación de Amigos do Patrimonio de Toén, con el ara romana que se usa en la capilla como pila de agua bendita.

Vecinas de San Fiz e integrantes de la asociación de Amigos do Patrimonio de Toén, con el ara romana que se usa en la capilla como pila de agua bendita. / IÑAKI OSORIO

Javier Fraiz

Javier Fraiz

“No tengo estudios en Historia ni soy creyente, pero sí aficionada a las tradiciones y leyendas, como las de las mouras, como los remedios de las abuelas”. Ana Lorenzo es decoradora de profesión –especializada en la elaboración de cortinas–, y curiosa de vocación. “Veo una piedra que me llama la atención y enseguida aviso a los historiadores. Además, me encanta hablar con los vecinos. Mi abuela me contaba muchas leyendas y ahora que no la tengo intento recuperar esos cuentos, tradiciones, costumbres y referencias de sitios que desaparecieron”, comparte.

Gracias al afán por saber de esta vecina de Toén, sumado al apoyo colectivo de la asociación de Amigos do Patrimonio de su concello, a la que pertenece, se ha identificado como un ara votiva dedicada al dios Júpiter Óptimo Máximo, de la época romana –data posiblemente del siglo II–, una pieza que se ha utilizado como pila de agua bendita en la capilla del lugar de San Fiz, de la parroquia de San Mamede de Puga. Este último uso es el que está presente en la memoria de los vecinos de la zona.

“Ellos quieren que se mantenga y permanezca en la capilla. Nosotros pensamos también que ese debe ser su lugar, como símbolo”, subraya David Sabucedo, el presidente de la asociación. El templo data de 1806 y fue construido por orden de una marquesa, según la leyenda que recuerdan vecinas de San Fiz como Elisa Álvarez.

El altar romano al dios Júpiter usado como pila de agua bendita en la capilla de San Fiz. Enero 2024. Cedida

Detalle del altar romano. / Cedida

El 25 de julio de 2023, Ana Lorenzo se fijó en la misteriosa pieza de piedra que hacía función de pila de agua bendita en la capilla. Al sospechar que podía tratarse de un elemento con relevancia histórica, pidió opinión a los investigadores Xabier Moure y Javier Torres. Los expertos le indicaron que sus sospechas parecían ir bien encaminadas.

“El 25 de julio fue y saqué varias fotos de la capilla y me llamó mucha la atención esa piedra. El 4 de agosto me di cuenta de que podía ser un ara romana, porque el especialista Xabier Moure colgó una imagen parecida de una iglesia de Amoeiro”, relata Ana.

Un altar colocado del revés: la pila era su base

El 5 de agosto Pablo y David Sabucedo, así como Javier Torres, visitaron la capilla. “Confirmamos que se trataba de un altar dedicado al dios Júpiter Óptimo Máximo, y que se encontraba del revés: la pila era su base”, explica David.

“Desde Amigos do Patrimonio de Toén contactamos con el doctor Juan Manuel Abascal, de la Universidad de Alicante, experto en epigrafía, que se desplazó a Toén el 6 de octubre junto a un equipo compuesto por Pilar Vázquez Conde y el fotógrafo José Manuel Salgado, de la Fundación Luís Monteagudo, para estudiar el hallazgo in situ”, completa.

El análisis efectuado por los especialistas constata que la pila bautismal de San Fiz es un altar de granito, en cuya parte superior hay unas molduras, con unas dimensiones de 49x25x28 centímetros, mientras que la parte mediana mide 19x22x24 centímetros.

Hay daños en la base –falta una parte– así como en la zona superior

La inscripción del ara está muy desgastada y resulta difícil leer algunas letras, aunque se perciben cuatro líneas de texto. Las letras de las primeras cuatro son de 3 centímetros y las de la quinta, de 3,5. La piedra presenta interpunciones circulares y conserva restos de un focus circular de 15 centímetros de diámetro en la parte superior. Hay daños en la base –falta una parte– así como en la zona superior.

“Iovi / Op(timo)· M(aximo) / Aeliu[s] / Aeliân- / us· p(onendum) c(uravit)”, reza la inscripción. “Atendiendo al tipo de letra y al nombre del dedicante, Aelius Aelianus, el doctor Abascal sugiere como posible datación el siglo II d. C.”, indica David Sabucedo. Cuál fue la procedencia de esta pieza que ha estado en una capilla construida mucho después, a comienzos del siglo XIX, “sigue siendo un misterio”.

El ara romana, bajo la mirada atenta de dos vecinas y tres miembros de Amigos do Patrimonio de Toén.

El ara romana, bajo la mirada atenta de dos vecinas y tres miembros de Amigos do Patrimonio de Toén. / IÑAKI OSORIO

Estudian su origen

La Asociación de Amigos do Patrimonio de Toén trabaja en la localización de documentación para concretar la historia de la capilla y dar con un rastro del origen del altar. “Aunque todo apunta a que puede estar en el misterioso cuarto castro de Toén, que aún no tenemos localizado, pero que un análisis de la fotografía aérea efectuado en el siglo pasado sitúa en la parroquia de Puga”, añade el presidente de la asociación.

En Toén se han localizado ya cuatro aras votivas. La primera, dedicada a las ninfas y hoy desaparecida, se encontró en Alongos en 1606. En Monte Louredo, que Toén comparte con Barbadás, se encontraron una dedicada a Diana en 1898, y otra dúplice, para Júpiter y las Matres, hallada en 1974. Estas dos piezas se encuentran en el Museo Arqueológico de Ourense. Los vecinos desean que el altar del dios Júpiter documentado en San Fiz, su pila bautismal “de toda la vida”, pueda permanecer en la capilla.

“No quieren que se la quiten de ahí, porque es un lugar en el que distintas generaciones se han casado, han hecho la comunión, etcétera”, recalca Ana Lorenzo. Amante de las leyendas, cuenta otra que han conservado los vecinos del lugar. Al pie de un altar de madera de la capilla, que ya no existe, las familias llevaban a los niños que tardaban en hablar, con la esperanza y la creencia de que allí se curarían.

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