Cuatro acusados por un delito de tráfico de drogas se sentaron ayer en el banquillo de la Audiencia Nacional, por ser los presuntos responsables y colaboradores de un narcopiso ubicado en la calle Libertad, en la zona vieja de la ciudad. Tres de los acusados declararon que ellos no eran quienes llevaban la voz cantante y se escudaron en su adición al ser preguntados por la relación que tenían con el piso. Otro de los acusados no quiso declarar y otro no pudo ser enjuiciado por estar en paradero desconocido al huir en la redada que terminó con la actividad ilícita el narcopiso.

R.L. y C.R. son los considerados por la unidad de estupefacientes de la Policía Nacional como “las principales figuras del narcopiso” y J.V.A. y J.P.F. eran “colaboradores” que se ganaban su parte con “favores” y también con “alguna papelina”. Para los cuatro acusados el Ministerio Fiscal pide penas que van de los 3 a los 4 años, mientras que las defensas piden la libre absolución al entender que eran otros los líderes del narcopiso. Las defensas de los acusados se mostraron incisivas en preguntas sobre el “clan de los dominicanos”, como se le conoce policialmente, para tratar de eludir las posibles penas que pudieran recaer en sus defendidos. Todos ellos señalaron que no tenían acceso al dinero ni cocinaban la droga, si no que lo hacía “un dominicano” o “un morenito”. Ese que escapó en la redada policial, por una finca aledaña del piso entre maleza y escombros.

También pusieron especial énfasis en el cambio de dirección del narcopiso, después de que los padres de R.L. fueran condenados a cárcel y el “clan de los dominicanos” se hiciera con la actividad del piso. El inspector jefe de la unidad de estupefacientes de Ourense relató con detalle un entramado donde R.L. y C.R. eran “figuras clave” con el control de la puerta que daba acceso y también, en palabras del agente policial, y también en la instalación de medidas de vigilancia. Enfatizó que “nos extrañaba que gente que consumía tanto, tuviera tanto material para vender y consumir, por ello establecimos vigilancia e iniciamos la operación”. La otra agente policial especificó que R.L. era quien abría “normalmente” la puerta y vio a C.R. “manipular” las medidas de videovigilancia. El juicio quedó visto para sentencia.