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Roberto de Antonio | Director de Estrategia y Desarrollo de Negocio de DH ECOeNERGIAS

La planta de biomasa de DH Ecoenergías prevé crear 200 puestos de trabajo directos en Seixalbo

Han solicitado licencia del Concello de Ourense para instalar esta red de energía verde, en la que invertirán 36 millones | No es contaminante y la fuente de calor que circula en tuberías hasta las casas es agua a 95 y 98º

Planta de biomasa que la firma acaba de construir en Palencia. | // FDV

El proyecto que la firma DH Ecoenergías acaba de presentar al Concello de Ourense, solicitándole licencia, para instalar una de las primeras plantas de energía verde y renovable, alimentada por la biomasa forestal de los montes de la provincia y con una inversión prevista de 36 millones de euros, va a generar más de 200 puestos de trabajo directos. Su planta principal iría en el municipio de la capital, en concreto en algún punto del núcleo de Seixalbo, según avanza el director de Estrategias y Desarrollo de negocio de la empresa, Roberto de Antonio.

El combustible es la biomasa, pero la fuente de calor que circulará –si consiguen el aval del Concello como esperan– por las tuberías será energía limpia, agua caliente sanitaria, que circulará desde la planta por las tuberías a unos a 95 o 98 grados, hasta a los edificios de los abonados a este sistema de energía limpia.

“Las únicas inversiones necesarias las realizará la empresa, los vecinos no pagarán un euro por un sistema sencillo para ellos, con una energía un 25% más barata que la convencional, que no depende de los mercados internacionales ni de cómo fluctúe el mercado del gas o el petróleo y que ayuda por tanto a luchar contra lo que hoy llaman pobreza energética”, indica Roberto de Antonio.

“Solo se necesita para nuestros proyectos la licencia del Concello, al que presentamos este estudio, que es fruto de un año de trabajo, calle a calle de Ourense. De hecho una vez que se obtengan las licencia se empezaría con la planta central y las tuberías, de forma programada, no todo a la vez. Si se obtuviera en plazo ágil esa licencia, el plazo previsto para dar servicio a los primeros 2.500 a 3.000 edificios de la ciudad sería en el invierno de 2024”, advierte. La intención es, dadas las condiciones de Ourense, abordar en el futuro una segunda fuente de energía renovable pero de geotermia.

¿Por qué Ourense?

El motivo por el que elige Ourense una empresa que lleva lustros apostando por este tipo de energías, y cuya primera red verde empezó a funcionar en Móstoles en 2015 –y que reclama que sean declaradas de Utilidad Pública, por su condición de energía verde y sus tarifas más asequibles para al abonado frente a las convencionales–, es fruto de los resultados de ese meticuloso estudio puerta a puerta, que detectó un número superior a la media de calderas; el clima – “obviamente no vamos a poner un sistemas tan costoso en climas como Almería”– bromea el directivo y porque en la provincia que aún sobrevive un sector forestal.

“La futura planta central tiene que estar funcionando los 365 días del año, para abastecer a los edificios conectados, y para eso son necesarios más de 200 puestos de trabajo, así como personal técnico y también una red de abastecimiento de lo que será la materia prima, que es esa biomasa para generar la energía”, indica De Antonio. Es decir, que es necesaria también una mínima estructura en el sector forestal, que garantice esa recogida y transporte de la biomasa de los montes como combustible.

Esta firma madrileña, que lleva año y medio pateando el terreno “portal a portal, hablando incluso con cada comunidad de vecinos “, indica el directivo de la empresa, tiene proyectos similares en distintos municipios y en distintas fases en Palencia, Ávila, Zamora o Lugo. En el caso de Palencia “ya estamos funcionando en pruebas, mientras que nuestra primera red la construimos en Móstoles, lleva desde 2015, fue nuestra escuela, pues empezamos en 2010 a desarrollarlo, y ahora mismo sirve calor verde económico a 4.500 edificios, lo que se traduce en unas 15.000 a 20.000 personas”, detalla el director de Desarrollo de Negocio de la firma.

Proceso lento

Es decir que son procesos muy lentos, con lo que “aunque nos otorguen la licencias ya en el Concello, y una vez pagadas las correspondientes tasas, que suelen ser cuantiosas, esto no se levanta de golpe; todo el proceso puede llevar de 4 a 6 años hasta que remata e incluso se coordina o con policía o autoridades para molestar lo menos posible”, explica Roberto De Antonio.

El sistema es sencillo. Una vez en marcha la planta central de biomasa, que estaría según sus previsiones en Seixalbo si se cierra el proceso, ese energía que se genera con la biomasa forestal, llega a la vivienda por tuberías, en forma de agua caliente a 95 o 98 grados. “En la comunidad de vecinos montamos el intercambiador, que transmite la energía sin que se mezcle el agua de mi red con la de la comunidad de vecinos”, apunta el directivo.

Se instala un pequeño intercambiador de placas “que hace la misma función que la caldera convencional pero de pequeño tamaño, y toda la instalación es a cargo de la empresa y coste cero para el usuario que, a partir de ahí sin mantenimiento disfruta de una energía un 25% más barata, y un sistema sin coste de mantenimiento para él”.

Roberto de Antonio, director de Estrategias y Desarrollo de negocio de la empresa FDV

"Ourense es la ciudad en las que contabilizamos más edificois con calderas de gasoil, 12.000 en total"

En este año y medio de estudio de Ourense, a los técnicos les sorprendió que la ciudad tiene más de 12.000 edificios con calefacción central y caldera, de gasoleo en su mayoría, más contaminantes y de costoso mantenimiento. “De las veinte ciudades que estudiamos, es la que tiene un porcentaje mayor”, aseguran. Esa es una de las razones por las que siguen adelante con un proyecto del que destacan muchos factores positivos, no solo económicos, sino sociales y ambiéntales. “Se limpia el bosque de biomasa, y se previenen incendios en un país que, en un año, perdió 300.000 hectáreas en fuegos forestales, con su flora y fauna, una masa arbórea que hubiera podido dar calefacción a toda España bien gestionada”, explica Roberto de Antonio. Además reclaman desde hace tiempo ante las administraciones que estas empresa obtengan la declaración de Utilidad Pública, que sí se da a otro tipo de energías, porque “fijan población en el rural al crear trabajo en un entorno de hasta 30 kilómetros de donde se ubica la planta central; ahorra petróleo y gasóleo, que estamos pagando fuera y el dinero queda en el entorno en el que se implantan este tipo de energías verdes, no se va a otros países como Rusia o Abu Dabi, que es lo que está ocurriendo ahora”, añade el directivo.

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