Sigue haciendo mucho frío en el invierno demográfico que sufre la provincia de Ourense, donde la mayoría de los indicadores de sostenibilidad son negativos. Los datos actualizados del Instituto Nacional de Estadística (INE), publicados ayer, confirman el problema vegetativo de este territorio.
Son negativos los datos de envejecimiento –la media de edad asciende a 51,19 años, solo por detrás de los 51,33 de Zamora; el 31,83% de la población supera los 65 años y el 12,09%, los 80–, los de dependencia –la tasa es la más elevada del país–, así como el desequilibrio entre el número de nacimientos y muertes: el balance vegetativo se sitúa en -10,84, el segundo más bajo del país, muy lejos de la media nacional, de -2,39.
El saldo migratorio positivo, con una tasa más alta que en la mayoría de provincias, es un brote verde.
Hasta el final del tercer trimestre, en la provincia se habían producido 1.001 nacimientos, 83 menos que en el mismo periodo de 2021. El año pasado se cerró con 1.399, el dato más bajo desde 1975 (el año 2011 fue el primero con menos de 2.000 nacimientos).
La caída interanual de la natalidad se sitúa en el 7,66% en Ourense, muy por encima de la media nacional –un 1,64% menos–, y de las otras provincias gallegas: la natalidad ha caído un 2,9% en A Coruña y un 4,08% en Pontevedra, mientras que en Lugo, con una estructura demográfica similar a la de Ourense, los nacimientos han subido un 6,5% entre enero y septiembre de este año, con respecto al mismo periodo de 2021.
Solo hay cinco provincias en España con un descenso mayor de la natalidad: Gipuzkoa (-8,2%), Tenerife (-8,7%), Melilla (-9,7%), Guadalajara (-14,5%) y Segovia (-15,4%). Solo Zamora tiene una tasa de nacidos por cada mil habitantes inferior a la de esta provincia. Por cada bebé que llega al mundo en Ourense –la media de edad a la maternidad es de 33,01 años–, se registran cuatro muertes. Hubo 4.094 hasta la semana 43 de este año, un 8,19% más que en esa altura de 2021, un ejercicio que finalizó con 4.695.
La esperanza de vida al nacer es de 83,51 años en esta provincia –86,6 las mujeres, 80,4 los hombres–, casi 4 años más que a principios de siglo. En el conjunto de España ha crecido la mortalidad –un 4,15%– y, entre las provincias gallegas, Lugo registró la mayor subida interanual, un 9,08%.
Hay datos positivos, como la tasa cada vez más baja de mortalidad infantil –1,43 defunciones por mil nacimientos en 2021, era de 3,41 en 2010 y de 9,87 en 1990– y un crecimiento del saldo migratorio –el balance entre el número de llegadas de migrantes y salidas de residentes a otras provincias o países– del 5,22, superior a la media nacional –3,14– y el más elevado de Galicia.
