Los malos datos sobre los principales fenómenos demográficos ahondan en el desplome de la natalidad en la provincia de Ourense, la que presenta la media de edad más elevada en España, junto a Zamora –más de 51 años–, así como en un agravamiento del saldo vegetativo negativo, que provoca que la pérdida de población, de más de 40.000 vecinos en lo que ha transcurrido de siglo XXI, continúe siendo una constante que pone en riesgo, ya a corto plazo, la barrera actual de los 300.000 habitantes.

El número de fallecimientos que se registran en Ourense triplica al de nacimientos (hubo 4.691 y 1.397 en el año 2021, respectivamente, según el Instituto Galego de Estatística).

“No es un fenómeno nuevo, pero lo positivo es que está siendo compensado en parte por un saldo migratorio positivo, relacionado con las migraciones internacionales y de la ciudad al campo. Esto hace que zonas tradicionalmente afectadas por la despoblación estén ganando efectivos”, expone Alberto Saco Álvarez, que es profesor titular de la Universidad de Vigo, en el departamento de Sociología, Ciencia Política y de la Administración, y Filosofía.

En opinión de este experto, el horizonte dominante en la pospandemia es que “ va a continuar así” esta tendencia de saldo vegetativo negativo, por un lado, pero con migraciones desde otros países y provincias, y del medio urbano al rural, por el otro.