La provincia de Ourense registró 31 suicidios el pasado año, muchos de jóvenes. Los problemas de ámbito psicológico y psiquiátrico derivados de la larga pandemia también han hecho mella en los más pequeños, pero la detección y atención temprana en la sanidad pública de este tipo de dolencias es deficitaria.
Este será uno de los temas que se abordarán en el pleno del Concello del próximo viernes, a través de una moción que defenderá el concejal de Ciudadanos (Cs), Pepe Araújo, en la que propone que se cree una red de atención psicológica que se articule a través de los centros cívicos que el Concello de Ourense tiene en los barrios.
La moción de Cs pide el respaldo del pleno para el que el gobierno local firme un convenio con el Colegio de Psicólogos de Galicia que permita poner en marcha esta iniciativa cuyo propósito es facilitar una atención directa y de proximidad a niños y adolescentes. También que se inste al gobierno local a organizar, “a través de la Concejalía de Juventud, talleres para el desarrollo de competencias socio-emocionales y prevención de problemas de salud mental”.
Explican que las enfermedades mentales se convirtieron ya en otra pandemia, alternativa a la del COVID-19. Los datos indican que en Galicia hay unas 60.000 personas con algún diagnóstico de enfermedad mental severa, “pero se estima que el porcentaje de pacientes sin diagnosticar es muy elevado ya que, según advierten los profesionales, las consultas de psiquiatras y psicólogos se encuentran saturadas, con personas de todas las edades, pero cada vez con más niños y adolescentes”, explica Ciudadanos.
“Especialmente preocupante es el incremento de los suicidios, una realidad oculta de la que no se habla”, señala. En Galicia, apunta Cs, “se quitaron la vida 307 personas: 220 hombres y 87 mujeres”, mientras que la comunidad “tiene una tasa de 13,11 suicidios por cada 100.000 habitantes, casi el doble de la media nacional que es del 7,79%”, según el Imelga, agrega.
