Miles de ourensanos y ourensanas salieron a la calle y eso es novedad. La sociedad ourensana se despertó por la letanía en la que está sumido Ourense desde hace años para protestar por la “deriva” de la ciudad y también de la provincia. Bajo el lema y el movimiento social “SOS Ourense”, se concentraron en frente de la Subdelegación desde donde marcharon por las principales calles de la capital para pasar por la Diputación y llegar a la Plaza Mayor.

“Estamos aquí porque estamos cansados de todo y de todos. Estamos cansados de que jueguen con nosotros por los sillones de poder, estamos cansados de que Ourense siga siendo la misma ciudad que en el S.XX”, decía otra mujer.

Abuelos, que vivieron una ciudad con PXOM, iban de la mano de sus nietos, que no saben lo que es un plan general de ordenación en regla. Padres y madres, que en su época universitaria pensaban que cogerían el AVE, acompañaban a sus hijos, que verán como Ourense solamente será la puerta de entrada de la alta velocidad. “Un pendello en la estación de tren es lo que nos metieron, aquí. Nos la metieron doblada, mientras Vigo mira lo que tiene, pero la culpa es de todos, no se salva ninguno”, decía un sexagenario que portaba una pancarta que contenía “SOS Ourense, Igualdade”.

Los manifestantes escenificaron una marcha fúnebre. | // B. LORENZO

Todas las reivindicaciones bajo un mismo paraguas. El termalismo, el urbanismo, el ecologismo, el feminismo, el patrimonio, la cultura, los artistas y más de 20 asociaciones vecinales marcharon por la ciudad con caretas de Núñez Feijóo, Manuel Baltar o Pérez Jácome para escenificar “quienes son los responsables de este destrozo que se llama Ourense”, decía un manifestante. Pasaron por el Pazo Provincial bajo el grito de “dimisión” y repitieron el mismo cántico en la Casa Consistorial.

Jácome, Baltar y Feijóo fueron también “protagonistas”. | // B. LORENZO

También estaban mujeres que piden “políticas más eficientes en igualdad y no contratar a una corredora por 18.000 euros para que le gane a un hombre y salir en los periódicos”, protestaba ante la grabadora una atleta amateur. No faltaron las personas ligadas a la cultura, fueron mayoría ante “un alcalde que destruye todo a su paso, no deja nada. La Casa de la Xuventude, la programación en el Auditorio Municipal, la UPO y un largo etcétera”. Hasta la capital vinieron vecinos de Xinzo para reivindicar una comarca de A Limia “limpia, sin purines” y también de pueblos de Verín, Allariz o Celanova donde “cada vez se marcha más gente y vamos a quedar solos”, decía una pareja de jubilados, ante el problema demográfico de una provincia que languidece cada año. Los jóvenes también se quisieron dejar oír ante la “escasez de políticas de empleo” y “estamos aquí porque Ourense no se merece ser el hazme reír de toda España con el alcalde que tenemos”.

La llamada de SOS Ourense fue secundada, aplaudida y reivindicada por una sociedad que decidió despertar, que salió a pedir que se deje de “mercadear con los puestos en las instituciones”, que “se abran las termas” y que Ourense deje “de ser la hermana pobre de Galicia”. Una miembro del movimiento finalizaba con el mismo sentimiento: “Estamos en este punto, estamos todos aquí, porque no nos gusta la deriva que lleva Ourense, estamos cansados de que jueguen con nosotros y con todo lo que conlleva Ourense, esto es la reivindicación de una sociedad que responde a la llamada, rebelde, y que está harta, solo hay que verlo. La asistencia y las imágenes hablan por sí solas”.