Desde ayer está abierto al tráfico rodado el nuevo puente de Queizás, en el municipio de Verín. Se trata de un vial perimetral que tiene como principal objetivo retirar el tráfico pesado del centro urbano de la localidad, especialmente los camiones que circulan con destino al polígono de Pazos, y que son nada menos que unos 600 vehículos diarios, aproximadamente. De esta forma se reducirán además significativamente las emisiones contaminantes.

Este nuevo acceso al casco urbano de Verín supuso una inversión total de un millón de euros, de los cuales 800.000 son aportados por el Instituto para a Diversificación e o Aforro Enerxético (IDAE), mientras que 200.000 euros corresponden a fondos propios municipales.

Este viaducto, que ayer ya fue usado por unos cuantos vehículos, conecta el polígono industrial con la carretera N-525.