El terrible crimen de la ourensana Julia dos Ramos, su marido Salvador Barrio y su hijo pequeño Álvaro, un triple asesinato ejecutado con saña en Burgos la madrugada del 7 de junio de 2004 –las víctimas sufrieron un total de 99 puñaladas– permanece vivo, por mucho que hayan transcurrido 17 años, en la memoria de la familia de la mujer, en Queirugás (Verín).
Los hermanos de la mujer llevan más de tres años sin saber detalles sobre el caso –sigue secreto– y acogen con “sorpresa” y cierta esperanza la reactivación de la investigación con la inspección efectuada ayer del vehículo que conducía el padre hasta su asesinato, un Audi matrícula de Burgos estacionado en el exterior de la comisaría ourensana desde junio de 2007, cuando fue detenido Rodrigo Barrio, el hijo que lo usó tras los hechos y contra el que se sobreseyó la causa en 2010.
El paso del tiempo es visible: los agentes tuvieron que inflar un neumático para subirlo a la grúa –la diligencia se hizo en el garaje de la sede policial– y la suciedad cubre la chapa.
“Deseamos que se haga justicia, tenemos la intención de que así sea. Confiar hay que confiar porque, si no, no tendríamos nada a qué agarrarnos. Esperamos, sin olvidar. Olvidar no olvidamos ni por asomo, nada más lejos. Pasaron ya 17 años pero esto es algo que está reciente todos los días. No toca otra cosa que esperar, no podemos hacer otra cosa”, expresa Benito dos Ramos, de 61 años, hermano de Julia.
Salvador Crisanto Barrio Espinosa, de 53 años, era alcalde pedáneo de un pueblo cercano, La Parte de Bureba. Su cuerpo, hallado en la cocina, tenía 50 puñaladas. En el dormitorio conyugal, a los pies de la cama, estaba su esposa, Julia dos Ramos Santamarina, de 47 años. Ella recibió 17 cuchilladas. En el pasillo, el cadáver de un niño de 11 años, Álvaro. Era el hijo menor del matrimonio. Le habían asestado un total de 32 puñaladas.
El único superviviente fue el hijo mayor, Rodrigo, que tenía 16 años. No dormía allí. Horas antes del crimen, su padre lo había llevado a la estación de autobuses para que viajara al colegio de Aranda del Duero en el que estaba interno. El hijo mayor fue detenido en Ourense en junio de 2007, en la Universidad Laboral, donde estudiaba.
En ese momento del proceso fue incautado el vehículo que analizan policías de Científica y Homicidios llegados de Madrid. Cinco investigadores estuvieron ayer en Ourense. El automóvil permanecerá aquí hasta que se conozcan los resultados de las muestras.
Tras el crimen, el Audi que conducía Salvador lo usaba Rodrigo. Se había mudado a Queirugás, donde fueron enterrados su madre y su hermano. En el pueblo lo acogieron los parientes de Julia, llegando a ser sus tutores dos de ellos. Cuando fue detenido, la relación quebró con cuatro de sus tíos, que siguen presentes en la causa como acusación, representados por el abogado Adolfo Taboada. Rodrigo pasó de investigado a ser acusación, personado con un letrado.
Después del archivo de esa línea acordada por la justicia ya en 2010 –el grupo de familiares ourensanos mantiene su sospecha–, la causa se reactivaría fijándose en Ángel R.P., un vecino de Bureba que tenía mala relación con Salvador y fue condenado por hacer pintadas injuriosas en su nicho.
Tras una primera investigación infructuosa contra él, reapareció en el foco años después. En 2014 fue condenado a 18 años por el atropello de una vecina octogenaria. La Policía llegó a registrar sus propiedades en relación al triple asesinato de Burgos, sin resolverse 17 años después, pero con pesquisas en marcha.
“Igual hace más de 3 años que no tenemos noticias de la Policía, ni del qué, ni del cómo ni del dónde. Ahora mismo no sabemos nada, pero es bueno que investiguen y busquen”, señala Benito dos Ramos.