Preparar el “curso” pastoral y diseñar por donde debe discurrir el trabajo en las parroquias diocesanas, es uno los cometidos que el Obispado de Ourense realiza a través de las llamadas “asambleas diocesanas”, una entente cordial entre el clero y sus fieles para diseñar el camino.

Pero el COVID, no entiende de credos o religiones y la pandemia paralizó estos encuentros, que ayer volvieron a varias parroquias de la ciudad, en una curiosa síntesis entre los encuentros presenciales de los vecinos con sus párrocos, y la parte “on line” ,es decir a través de los que se comunicaron por pantalla. “El COVID trastocó todo tipo de planes y también ese calendario se vio modificado. Durante los últimos meses, en lugar de celebrar las sesiones de la Asamblea Sinodal previstas, lo que se hizo fue asimilar esta nueva situación y trabajar de manera individual” señalaba ayer el Obispado.

Pero ayer se celebraban las primeras sinodales “y lo hicimos respetando las normas sanitarias y extremando las precauciones, pero también sin perder la representatividad y buscando ese entusiasmo y esa participación con la que se vivía el Sínodo”explicaron los organizadores. Así que el año pastoral se diseña en con doble fórmulas, presencial y telemáticas pequeños conectados con otros más grandes vía ‘online’.