Miguel Núñez señala los destrozos visibles de las sepulturas destrozadas por actos de vandalismo, perpetrados el 23 y 24 de enero. Once meses después de los hechos y tras el archivo de la investigación judicial por falta de pruebas, hará frente a la reparación de la sepultura. La víctima pagando por los hechos, el mundo al revés. “Entraron dos noches seguidas, todavía me acuerdo los días que fueron porque yo venía muchas noches aquí al cementerio a visitar la tumba de mis padres, y ahora ya ves todo sigue igual. La sensación que te queda es que el sistema es kafkiano, es decir, nosotros somos las víctimas y debemos pagar la reparación, pero no solo eso. Es que después del archivo de la causa judicial, que si quisiera el juez o la jueza podía probar si los presuntos acusados estaban aquí. Es fácil, desbloqueas el móvil y a ver si estaban aquí o no. Además, subieron cosas a las redes, pero bueno eso está archivado. Después de ese archivo, es Patrimonio el que no nos deja reparar las sepulturas”, narra el perjudicado.

Una situación que emocionalmente afecta. Miguel señala que “es un golpe moral muy fuerte, ver cómo tu padre levantó el panteón con sus propias manos hace 50 años y, que un día llegues y lo veas destrozado, es un golpe fuerte. Porque yo aquí tengo a mi abuelo, a mis padres y a mi hermana. No son solo los destrozos materiales, sino también la herida que te deja ver esto así y también el desamparo que sientes con las instituciones. No solo la judicial, sino también la Guardia Civil o Patrimonio”.

La reparación de las siete sepulturas afectadas rondan los 1.000 por perjudicado, unos 7.000 euros a los que deben hacer frente los propietarios tras no hallarse a los acusados, ni tampoco la responsabilidad individual de los propios perpetradores para mostrar su perdón voluntariamente. “La verdad es que con el tiempo vas perdiendo credibilidad en un sistema que no te protege”, reitera Miguel. El informe de Patrimonio no dejaba reconstruir la piedra de su panteón por “falta de calidad”, si quería reponerla tendría que ser de superior calidad. “Yo no tengo ningún problema en reponerla de mejor calidad, pero es que la iglesia de San Bernabé y todo el entorno está protegido así que de alguna manera tendría que ser Patrimonio el que se hiciera cargo”, añade Miguel. El perjudicado y víctima pagando los destrozos, y los culpables caminando por A Valenzá. “Estamos solos”, finaliza.

Los siete perjudicados tienen un grupo de WhatsApp con el párroco de la parroquia y esperan que no se vuelvan a repetir los actos vandálicos. Ya que estos han tomado algunas medidas de seguridad y prevención por si se repite.