“Nas cidades non hai sitio para ninguén e o campo está quedando baleiro”, explicaba Toño González, “O cesteiro” de Lobeira , en el documenta “Cesteando” con el que el director Plácido Romero, quiso dedicar un homenaje vital al artista y al hombre, que convirtió la cestería en un símbolo de su vida, a través de un oficio con el que fue tejiendo también su apuesta por la cultura tradicional y el rural.

Ayer la luz de Toño su extinguía, en Lobeira, su tierra de adopción, donde falleció dejando un hondo vacío entre sus cientos de vecinos, admiradores y sobre todo amigos. Fueron mas de 38 años dedicados a la cestería , la música, la enseñanza y a atesorar más de 300 piezas algunas de gran valor etnográfico que él quería exponer en un museo. Su voz su extingue, su mensaje de amor a la tierra continúa.