Álvaro López Ratón, futbolista profesional y portero del Real Zaragoza, es juzgado esta mañana en el Penal Número 1 de Ourense por una presunta agresión sexual que él negó tras ser detenido por la Guardia Civil, en 2018. El acusado eligió no hacer declaraciones a su llegada al edificio y en un receso, su abogado, Antonio Gea, ha negado los hechos y ha manifestado que la defensa ve contradiciones de la víctima, que se ha ratificado en la versión de la denuncia.

La Fiscalía solicita 2 años de prisión, 5 años de alejamiento de la víctima y 10.000 euros de indemnización para el portero ourensano acusado de un presunto delito de agresión sexual, unos hechos que se sitúan en la madrugada del San Juan de 2018 en la localidad de O Carballiño (14.000 habitantes). La denunciante eleva a 4 años la petición de condena. El futbolista defendió su inocencia desde después de los hechos y en la instrucción. "Los valores que me inculcaron mis padres sobre el respeto y la educación a las personas me han valido para superar las diferentes adversidades que uno afronta. Tengo plena confianza en que se resuelva en la mayor brevedad posible y pueda dar por cerrado este capítulo", decía en su perfil de Twitter, en julio de 2018, cuando se conoció el caso.

El 29 de junio de 2018, una mujer de la localidad denunció que intentó besarla y manosearla tras arrinconarla, en la zona de pubs de O Carballiño, en el barrio de Flores, la noche de San Juan del 23 de junio, cuando el futbolista se encontraba en O Carballiño, su villa de origen. La Fiscalía sostiene que el futbolista, que había acudido a pasar unos días de vacaciones, llevó presuntamente a la víctima a la esquina de un callejón sin salida con la intención de tener relaciones. Ante la negativa de la joven, el acusado presuntamente la empujó contra una pared, la besó contra su voluntad y la manoseó. Se fue tras contestar con un insulto a una nueva negativa, dice la Fiscalía.

El juicio comenzó a las 9.30 horas y hay citados una docena de testigos. Abrió la sesión el interrogatorio del acusado. Los periodistas solicitaron poder estar presentes al menos durante su intervención (comprometiéndose a abandonar la sala en el turno de la víctima, y eludiendo facilitar dato alguno para proteger su derecho a la intimidad), pero las partes rehusaron y la magistrada recordó que ya había dictado en un auto la celebración a puerta cerrada.