Ourense mira al cielo esperando la lluvia que de el estoque final a la ola de incendios que ha sembrado de negrura parte de la provincia y deja más de nueve mil de hectáreas arrasadas en quince municipios. La peor ola desde la pesadilla de 2017, cuando ardieron 40.000 hectáreas y una persona perdió la vida. Al término de la jornada de ayer, la quinta desde que empezó a arder con virulencia el pasado sábado, seguían activos ocho fuegos en Vilariño de Conso (2.000 hectáreas quemadas), Lobios (2.000 en el parque natural del Xurés), Rairiz de Veiga (300), Chandrexa de Queixa (500), Manzaneda (dos fuegos en Cernado y Paradela que suman 950), A Mezquita (450) y Montederramo (30). La Consellería de Medio Rural, indicó que todos ellos evolucionaban favorablemente y mantenía para todos la misma superficie afectada que había dado al cierre de la jornada anterior.

Los focos de Cualedro (1.300 y 80 en dos fuegos), Vilar de Barrio (700) y Muíños (11 en el parque natural del Xurés) permanecían estabilizados, y los de Vilardevós (296,29) y A Pobra de Trives (50), controlados. Este martes quedó extinguido el declarado el sábado en Maceda, que calcinó 220 hectáreas y ayer quedaron apagados los de A Gudiña (149) y Laza (49,13). En total, 9.085 hectáreas arrasadas.

La llegada de las lluvias, en cambio, no tranquiliza pues vienen acompañadas de fuertes tormentas que podrían provocar arrastres de tierra y cenizas que derivarían en un nuevo desastre ecológico y patrimonial. Toda la provincia está en alerta amarilla por este fenómeno adverso previsto para esta tarde, a partir de las 15.00 horas.

Es uno de los temores de la alcaldesa de Vilariño de Conso, Melisa Macía, que cruza los dedos ante esta previsión meteorológica que podría agravar todavía más la situación. En este municipio han ardido dos mil hectáreas y dos aldeas, Soutelo y Soutogrande, se vieron amenazadas por las llamas. De hecho, la regidora espera a que todo amaine para hacer una valoración de daños pero ya adelanta la probable solicitud de la declaración de emergencia para la zona. "Es una catástrofe con numerosos daños particulares en fincas, colmenas y castaños", afirma.

Macía incide en que todas las parcelas de la franja de protección de este municipio estaban limpias pero el fuego avanzó de forma voraz llegando a amenazar dos pueblos que, además, practican la ganadería extensiva, con fincas trabajadas y fincas húmedas por el regadío. "Pero no llega, las franjas salvan pero hay que ampliarlas, tenemos que trabajar en esto, buscar como podemos mejorar", señala la alcaldesa, que ve con buenos ojos la instalación de aldeas modelo. "Pero tiene que haber una colaboración mutua, tenemos que trabajar todos juntos, las comunidades de vecinos, la Xunta y todos los organismos. Los ayuntamientos solos no podemos", apunta. Apuesta por redoblar esfuerzos en la prevención a lo largo de todo el año para evitar desastres como este.

Una de las complicaciones con las que se enfrentan los concellos son las limitaciones normativas a la hora de realizar determinadas actuaciones en territorios con algún tipo de protección natural. "Nosotros estamos en una zona de alta protección ecológica, muchas veces no podemos meter un 'buldozer' y hay zonas de la Red Natura en las que no nos permiten desbrozar por determinadas especies vegetales", explica. "Necesitamos que la administración flexibilice las leyes para poder abordar medidas preventivas".

En la misma línea, el alcalde de Manzaneda, Amable Fernández, critica las restricciones en terrenos de Red Natura para "abrir una pista para pasear o andar en bici o a caballo y por la que podrían acceder las motobombas porque sin esas pistas no pueden pasar; eso es cuidar", defiende. Tras sufrir sendos incendios que quemaron 450 y 400 hectáreas en Cernado y Paradela, el regidor propondrá a los alcaldes de la zona crear un "frente común" para demandar un cambio profundo en la lucha contra los incendios. Una buena base para proteger las poblaciones, apunta, son las franjas secundarias de 50 metros que en las próximas semanas se aplicarán en las parroquias de Cernado, Cesures y San Miguel, que son las que más incendios han registrado en los últimos diez años. "Es un buen comienzo que se podría extender a todo el municipio", señala.

En Vilar de Barrio ardieron 700 hectáreas en un fuego que la Consellería de Medio Rural mantiene como estabilizado desde el martes. "Para nosotros sigue encendido, el fuego estará ahí mientras no se ordene el monte y no se haga una investigación a fondo", señala el alcalde, Manuel Conde. Este martes, acompañado por representantes de grupos políticos y de la comunidad de montes, se reunió con el subdelegado del Gobierno en Ourense para mostrar su indignación y anunciar que dirigirán un escrito a la Fiscalía solicitando una investigación judicial sobre lo sucedido y personarse en el proceso si es necesario".

También han pedido una reunión con Medio Rural para demandar una reordenación de la Serra de San Mamede. "Tenemos que conseguir una repulsa social ante los incendios y hacer que los montes san útiles, rentables, para fijar población en el rural", dice.