El largo cierre que afecta a las terapias: "Mi hermana sufre un bajón cognitivo"

La desescalada no ha devuelto la rutina a las personas con discapacidad que acudían a centros ocupacionales o terapéuticos para hacer una terapia cognitiva y mejorar su autonomía personal, permitiendo a la vez la conciliación de sus familiares, que en la pandemia se han visto obligados a ser tutores y cuidadores a tiempo completo. La asociación de diversidad funcional Limisi, de Xinzo, que atiende a medio centenar de personas en la comarca, urge a la Xunta la reapertura de las instalaciones públicas para intervenciones individuales.

La administración decidió el viernes aplazar el regreso hasta septiembre. "Mientras todos los gallegos comenzaron poco a poco el desconfinamiento, las personas con diversidad funcional se ven obligadas a permanecer en sus casas. Mientras Galicia desescala, la discapacidad sigue confinada. Seis meses sin terapias e intervenciones son años de retrocesos", denuncia Limisi, que añade que el confinamiento prolongado "puede generar conflictos y tensiones en estas familias. Terrazas y playas llenas mientras se discrimina a las personas con diversidad funcional". Los portavoces de Xinzo se reúnen hoy para debatir un posible frente común. La alcaldesa, Elvira Lama, espera un acuerdo de todos los grupos para instar a la Xunta a rectificar. "No tiene sentido que se permita la apertura de los centros privados, con ánimo de lucro, y se mantengan cerrados los que no lo tienen y prestan un servicio esencial a un colectivo doblemente discriminado y vulnerable, especialmente en el rural".

En Ourense, Avelina Masid, de 50 años, lleva tres meses sin poder acudir de forma presencial a su terapia. Tiene síndrome de Down. "El bajón que ha dado a nivel cognitivo es impresionante. Le está afectando mucho. Veo en su cara tristeza, conmigo está encantada pero noto que le falta algo", afirma su hermana mayor Antonia, su tutora legal. El 13 de marzo se inició su confinamiento, que dura más para este colectivo sensible que para la población general. Avelina sufrió un deterioro cognitivo el año pasado, a consecuencia de una trombosis y una caída. Pero las actividades con Down Ourense la hicieron remontar y ahora nota esa ausencia, pese a que la entidad puso a disposición materiales para descargar y trabajar con ellos en casa, y mantiene contacto con las familias a través de sesiones telemáticas, aunque no puede llegar a todas por la dificultad de acceso a las tecnologías que existe en algunos casos. "Es como si tuviese ansiedad y angustia, porque no ve su mundo ni una salida". En opinión de su hermana, la desescalada incluso es peor para ella que la reclusión estricta de marzo y abril. "Durante dos meses estuvimos confinadas, pero ahora ve que mi marido va a trabajar y yo vuelvo presencialmente el 15, y ella debe de preguntarse por qué ellos y yo no. Hace unos años lo entendería pero cuando estas personas están en un punto de deterioro y les cortas su actividad es horrible".

Avelina se reencontró ayer con un compañero y dos profesionales de la asociación. Estuvieron dando un paseo y tomando un café mientras Antonia hacía unos trámites. Fue un alivio que vale oro. "Durante todo el camino de vuelta en el coche, vino muy contenta y motivada. El encuentro le ayudó a recordar las cosas que le aportaba antes". Como la musicoterapia, los talleres cognitivos y las salidas en grupos pequeños, según el tipo de discapacidad y dependencia, con el objetivo de mejorar la autonomía. "El cambio que yo vi cuando empezó fue bestial, y desde que ha parado también". Antonia, que trabajó con ella el uso de la mascarilla, ya la ha acompañado al súper. Ha vuelto a fisioterapia. No entiende por qué esperar a septiembre a reabrir centros terapéuticos si se cumple el protocolo de seguridad y el riesgo, entonces, puede ser el mismo o superior. Tampoco ve una solución en las ayudas de 500 euros para contratar cuidadores "Ella necesita trabajo cognitivo y desarrollo, no ayuda a domicilio".