Entre los especialistas de primera línea que realizaron este trabajo sobre el estado del termalismo en la provincia presentado ayer, estaba Álvaro Varela, arquitecto y autor de aquellos primeros proyectos termales de la ciudad, desde las termas de A Chavasqueira en 2001, a las de Outariz en 2008. En ambos casos se trata de las dos instalaciones propiedad del Concello pero de gestión privatizada no las pozas gratuitas ubicadas en las orillas del Miño. Es autor también del Puente Milenio o de las termas de Prexigueiro.
Pero aquel sueño compartido que empezaba a tomar cuerpo hace casi veinte años, como una olla en ebullición y que parecía que era el principio imparable del desarrollo termal en el caso de la ciudad, se apagó. Todos los proyectos termales de calado están en punto muerto.
"No sé lo que ha ocurrido desde entonces, yo ya no tengo que ver hace tiempo con la empresa que gestiona estas termas privatizadas, pero esta claro que sin un trabajo coordinado entre todas las administraciones, y menos burocracia, no hay nada que hacer. Las reglas en la gestión urbanística las ponen las administraciones y si no colaboran unas con otras, no se avanza, en este caso la apuesta por el termalismo tiene que ser conjunta" indica.
Cree que también la llegada del AVE "puede suponer una dinámica diferente en cuanto a la oferta y la demanda que se genere en termalismo y Ourense tiene que estar preparada", y que hay que estar preparado. No quiere analizar qué ha fallado pero "no entiendo por qué las la termas de gestión privada de A Chavasqueira, tras el incendio, no están ya reconstruidas; Si algo está claro es que eran una instalación rentable con demanda a lo largo de los años". Ve asumible un gasto en reubicar las pozas ribereñas, para evitar los gastos anuales en reparación al quedar cubiertas por el Miño.
