El catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela, Roberto Blanco Valdés, reconoció durante su intervención en las "Jornadas Luces y Sombras del Sistema Constitucional Español" realizadas por la UNED, que "los partidos políticos son elementos fundamentales del sistema democrático pero tienen muy mala fama". Este profesor, experto en el tema, resaltó que "cuando nacieron a finales del siglo XVIII tenían una fama horrible". Y agregó que en nuestros días, la crítica más frecuente que se hace a los partidos es que "van a lo suyo y sacrifican el interés general, esta es la idea más extendida". Citó varias categorías de estas agrupaciones: partidos de notables, partidos atrapalotodo, en este caso son aquellos que se dirigen a amplias masas, a todo el mundo. Estos surgirían en los años 60 del pasado siglo. Y otra categoría: el partido profesional electoral, de profesionales de la política que están trabajando en ella desde jóvenes. Esos profesionales de la política, señaló el ponente, "son los que mandan en todos los partidos".

Roberto Blanco observa que "en los años 90 los partidos eran elementos de prestigio en Europa, pues habían luchado contra el fascismo por la democracia tras la Segunda Guerra Mundial". La primera señal de alarma se produjo con la llegada al poder de Margaret Thatcher. A partir de ahí seguiría la caída en la participación electoral, la caída de la afiliación partidista y lo que Blanco Valdés denomina la "suspensión voluntaria de la incredulidad".