A punto de cumplirse una década del vertido industrial que provocó la mayor catástrofe medioambiental en el río Barbaña, el Juzgado de lo Penal 2 de Ourense acaba de dictar el auto por el que se declara firme la sentencia que absolvió a la empresa gestora de la depuradora de San Cibrao de toda responsabilidad penal. Ninguna de las acusaciones (Fiscalía, Abogacía del Estado y plataforma vecinal que denunció el vertido) interpuso recurso contra la resolución de la jueza Susana Pazos por lo que, transcurrido el plazo legal, la causa agota su recorrido por la vía penal sin culpables ni castigo.

Según recoge el auto judicial con fecha del 4 de febrero de 2019, llegado este punto, "procede el archivo de las actuaciones dejando sin efecto, en su caso, las medidas cautelares que se hubieran podido adoptar en el curso del proceso".

No obstante, el cierre del procedimiento judicial no zanja del todo la causa, ya que permanece suspendido desde que se interpuso la denuncia penal el expediente sancionador por el que la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, que tiene la competencia sobre el río dañado, propone una multa de 450.000 euros al Concello de San Cibrao como responsable de la depuradora por la que se coló el vertido provocando la mayor catástrofe ecológica que ha sufrido el Barbaña.

Declarada la firmeza de la sentencia, en cuanto reciba la notificación formal, la CHMS iniciará los trámites para el levantamiento de la suspensión del expediente administrativo sancionador que se inició en su momento y que quedó aparcado durante el procedimiento penal. Tras conocerse la resolución absolutoria el pasado mes de septiembre y ahora la ratificación de su firmeza, la Comisaría de Aguas de la entidad marca los pasos a seguir: Retomar el expediente sancionador y, en su caso, continuar con su tramitación "con el objetivo de dilucidar las posibles responsabilidades administrativas que pudiesen existir". De hecho, desde la CHMS confirman que la propia sentencia, en sus fundamentos jurídicos, señala expresamente esta posibilidad.

Queda así impune en la vía penal un vertido tóxico de origen industrial que pasó por la depuradora de San Cibrao y se propagó por cinco kilómetros del cauce del Barbaña causando la muerte de 17.013 peces y daños ambientales cuantificados en 225.000 euros. La empresa que originó la letal contaminación nunca fue identificada, por lo que la investigación señaló a la empresa que gestionaba en aquel momento la EDAR de San Cibrao.

El proceso sentó en el banquillo del Juzgado de lo Penal 2 a cuatro personas, pero la acusación por un posible delito contra los recursos naturales y el medio ambiente por omisión se mantuvo sólo para dos personas: la administradora solidaria y copropietaria de la mercantil que gestionaba la planta mediante contrato de concesión administrativa con el Concello de San Cibrao y el entonces jefe de servicio, hoy jubilado.

La jueza concluyó en su sentencia que la única actuación por parte de la entidad explotadora de la estación depuradora que podría haber evitado los "catastróficos resultados" sería contar con un "pH-metro" en la entrada de la instalación, dotado de un sistema de alerta automática y compuertas automáticas que encapsulasen ese vertido desde el momento de la detección de 'phs' anómalos para aplicar acciones correctoras. "Sin embargo, en la fecha del siniestro, ninguno de esos elementos estructurales era exigible, lo que evidencia que no podamos proclamar en este caso la existencia de una responsabilidad en comisión por omisión".

Cándido Soria, el letrado que representó los intereses de las asociaciones vecinales Barbaña, Encontros de Ponte Noalla y San Breixo de Seixalbo, que ejercieron la acusación popular, explica que recurrir una sentencia absolutoria es complicado y señala que su objetivo está cumplido: "Queríamos visibilizar el problema y lo conseguimos, sabíamos que al identificarse la empresa que causó el vertido iba a ser difícil conseguir una condena, pero llegamos al juicio oral y eso ya fue un logro, un éxito", apunta el letrado que recuerda que "hubo tres intentos de sobreseimiento".

El vertido industrial que se registró en el Barbaña entre el 24 de junio y el 1 de julio de 2009 causó un grave impacto ambiental que afectó a la fauna piscícola produciendo una mortandad masiva de peces, la mayoría bermejuelas, pero también anguilas, bogas, gobios, espinosos y truchas. La propia sentencia destaca que, dada la magnitud del vertido y la gravedad del mismo, "se prevé una lenta recuperación de las densidades de las especies afectadas".

A esto se le suman sucesivos atentados que se han producido en años posteriores, motivo por el cual grupos como Sustinea realizan estacionalmente un estudio completo de la salud del río y del ecosistema de ribera asociado. Ayer llevaron a cabo la inspección correspondiente al invierno y constataron la ausencia de oxígeno en el tramo de un kilómetro que la entidad amadrina aguas arriba desde Os Remedios.

Rebeca Carreiro explica que los parámetros físicos, químicos y biológicos tomados ayer indican que el cauce no está en su peor momento, pero que esto se debe, sobre todo, a que en esta estación "lleva más caudal y se producen arrastres". La calidad del agua, apunta, "no es espectacular pero tampoco es mala". No obstante, en este tramo no hay oxígeno, "lo cual es perjudicial porque imposibilita la vida". En todo caso, el grupo, integrado por unos 20 voluntarios, detectó la presencia de "bichos" que analizarán mañana para determinar "si son buenos o malos para el cauce". Los parámetros también demostraron presencia de nitratos, que indican presencia de químicos, y el pH, en 7,5 "refleja que no hay vertidos".

Además, el grupo recogió basura y avisará al Concello de la presencia de residuos.